domingo, enero 19, 2025
- Publicidad -

Mella en la aureola de Obama

No te pierdas...

Los pronósticos sobre el posible traspiés electoral de los demócratas en las elecciones locales de ayer no sólo se cumplieron sino que se llegó más allá de cuanto pudo preverse. Ha sido un áspero desayuno para el presidente Barack Obama el día que se cumplía el primer aniversario de su victoria. En la aureola del presidente, cuya popularidad ha descendido hasta el 54 por ciento, son perceptibles las mellas. El Nobel de la Paz que le dieron ha visto acentuarse sus holguras.

Pero otro aniversario se ha cruzado en la fecha. El del asalto iraní a la embajada de Estados Unidos en Teherán, con otro presidente demócrata, Carter, en la Casa Blanca. Estuvo aquello en el disparo de un ciclo de hostilidades, en cuyo remate, y por lo que apuesta, quisiera Obama encontrarse ya. Aunque si lo de Carter fue el inicio de un ciclo de hostilidad que este año ha cumplido los 30 años, pudiera corresponder lo de Obama al cierre de ese periodo histórico.

No son fantasías. Ayer mismo, al hilo del trigésimo aniversario del asalto a la embajada americana en Teherán por una masa de estudiantes enfervorizados con el nacimiento del régimen de los ayatolás, con el que se ponía fin al despotismo más o menos ilustrado del reinado del sah Rezah Palhevi, ayer mismo, digo, muchos más estudiantes que entonces chocaban contra otra manifestación oficial -de paniaguados y fanáticos del sistema-, en estructurada continuidad con las protestas multitudinarias de este verano, que se hicieron como reacción popular al masivo fraude electoral practicado para que fuera reelegido Mahmud Ahmadineyad (figura predilecta del siniestro Alí Jamenei Jamenei, Líder Supremo de la Revolución), cuya probada presencia en el asalto a la embajada americana se ha querido rastrear entre las imágenes que se grabaron entonces sobre todo aquello.

El hecho de que la manifestación espontánea se llegara a realizar ayer pese a las medidas preventivas que las autoridades habían tomado, viene a confirmar lo correcto y realista de la hipótesis de que la República Islámica de Irán enfrenta una crisis estructural y rigurosamente de fondo, aflorada por causa del referido fraude electoral pero que viene de antes.

La ficción de que eran compatibles y conciliables un sistema de integrismo islámico cuya «constitución» es la Sharia o ley coránica y cuya dirección última es de base caudillil, y cuya expresión política está asentada en formas y procedimientos democráticos, con elección popular de los gobernantes, es ficción que se ha venido abajo desde los sucesos del pasado verano, cuando los candidatos reformistas fueron estafados primero y, en algunos casos, arrollados después.

Ocurre además que en ese contexto se ha producido, de una parte, la oferta de Obama de negociar la normalización de las relaciones entre EEUU y el régimen de los ayatolás, y de otra, la aparente apertura iraní a la negociación de su programa nuclear con Rusia, Alemania, Francia y, al fondo, el Gobierno norteamericano. La pregunta que se le pudiera ocurrir al presidente Obama es la de si un sistema como el iraní, en posible fase terminal, es fiable y válido como interlocutor, para lo nuclear y todo lo demás.

José Javaloyes

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -