Se ha hablado del «oasis vasco», como el lugar donde las rudas peleas partidarias, principalmente entre socialistas y populares (véanse los últimos casos en Madrid y Valencia), está a salvo. Nadie como ellos en ese lugar para comprender el sentido de la alianza, tras haber sido ambos señalados por ETA en su lista de objetivos mortales. El «oasis vasco», casi un oxímoron, se percibió con claridad en la conferencia de Ares, ante una nutrida representación de políticos, empresarios y medios de comunicación.
El Partido Socialista de Euskadi ha querido en esta andadura histórica reconocer expresamente la importancia del primer Consejo General Vasco, el órgano de la preautonomía, tanto en la alusión a su presidente, Ramón Rubial, «el primer lehendakari», como al entonces «primer» consejero de Interior, Txiki Benegas. Por ello, el dirigente socialista vasco, reconocido por las distintas familias del PSE, presidía la mesa, por el propio deseo de Rodolfo Ares. Ante el consejero de Interior, Nicolás Redondo Terreros, impulsor político de la alternativa constitucionalista y algo más que su jefe político durante largos años, le escuchaba con atención.
El discurso de Ares reflejó una cierta comunión entre las sensibilidades políticas dentro del constitucionalismo plural. El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, junto a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, el teórico socialista Nicolás Sartorius y el carismático alcalde de Ermua, Carlos Totorika, quien llegó a disputar la Secretaría General en el 2002 a Patxi López en una suerte de división política y estratégica: la alternancia al nacionalismo frente a la convivencia con el nacionalismo. Tiempos pasados.
También estuvieron, entre otros, el presidente de la AVT, Juan Antonio García Casquero, la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Gobierno vasco, Maixabel Lasa, y la presidenta del Foro Ermua e Inma Castilla de Cortázar, entre otros. Todos se reconocieron en el cambio político tras las sacudidas del terrorismo en los últimos años. No faltó un detalle: la representación de la empresa patrocinadora Red Eléctrica Española corrió a cargo de Arantza Mendizábal, veterana socialista vasca, que ostenta en la actualidad un cargo en el grupo.
Ares asintió con media sonrisa cuando oyó del moderador el descenso de titulares sobre el País Vasco en los últimos meses, sabedor de que las grandes noticias suelen ir asociadas a las malas noticias. Y volvió a emocionarse cuando, pese a su perfil de duro y aparatero, en sus buenos tiempos, hoy le recuerdan el fácil brillo de sus ojos y el llanto contenido en la representación institucional por los últimos atentados. Han tenido que pasar varios años de llantos, desgarros e incomprensiones íntimas. Los viejos contendientes se mostraron juntos. Parece un tiempo nuevo.
Chelo Aparicio