Dos defectos muy carpetovetónicos son la provocación y la exageración. Como nuevo botón de muestra -o mejor, como una botonadura de gran gala- tenemos los talleres de masturbación que con el especial asesoramiento de un sex-shop se han abierto en Extremadura. Los bríos iniciales han amainado un poco tras las críticas recibidas entre la indignación y el pitorreo, pero eso no afecta al interés de tan pintoresca iniciativa.
La campaña ha sido organizada por el Consejo de la Juventud y el Instituto de la Mujer en dicha comunidad autónoma. Aquí no vale eso de que se dice el pecado y se silencia el nombre de los pecadores. Los medios de comunicación ya cumplieron con su deber de informar a la opinión pública sobre la paternidad de los cursillos. Sabemos, además, que el producto se vende o regala baja la ingeniosa denominación de «El Placer está en tus Manos».
Una cosa es la educación sexual en los colegios, como nos anuncia la ministra Trinidad Jiménez para los niños a partir de los once años -suponemos que general, acompasada a la edad de los menores y respetuosa con las convicciones morales de las familias-, y otra muy distinta el fomento del placer solitario, como si fuera la mercancía de unos grandes almacenes. Yerra la presidenta del Consejo de la Juventud cuando apela a la orientación afectivo-sexual. La afectividad nada pinta en estas prácticas, al menos en su proyección al exterior. Respetemos el significado de las palabras y no las usemos para confundir a un personal integrado principalmente por niños y jóvenes. Gastarse 14.000 euros del contribuyente en semejantes enseñanzas no autoriza a hacer juegos malabares ni con el lenguaje ni con las ideas.
Aconsejable sería reconducir la campaña hacia un cursillo sobre el sexo sin promocionar descaradamente el onanismo. Lo de «el placer está en tus manos» resulta demasiado elocuente. Y menos mal que a los organizadores no se les ocurrió acudir a ningún título cervantino. Por el camino de la pedantería pedestre puede llegarse a cualquier parte.
De no rectificarse, convendría completar el taller con algunos exámenes teóricos y prácticos. El profesorado conocería así el fruto de su labor didáctica y podría mejorarla según aconsejaran las circunstancias. Habría también premios y -¿por qué no?- campeonatos entre selecciones de la más diversa procedencia. Según hemos leído, Andalucía se apresta a seguir el ejemplo extremeño.
Seremos campeones en las cifras del paro, en el fracaso escolar y en el retraso para salir de la crisis económica, pero aspiramos a serlo igualmente en el progresismo sexual. Aunque sea buscando una personalísima autosuficiencia.
P.D. Mi artículo del pasado lunes día 16 sobre el embrollo del Alakrana erraba en la identidad del buque anteriormente secuestrado. No fue el Marqués de la Ensenada sino El Playa de Bakio. Perdón.
José Luis Manzanares