En el palacio de la Moncloa los nervios están a flor de piel. La economía no mejora, los bancos están tiesos y hartos de provisionar, como denuncia Botín, el Estatuto catalán anuncia un naufragio en el Constitucional, lo del Alakrana ha sido de traca, y Zapatero acaba de fracasar en su intento de vender la burra coja de Moratinos al Consejo Europeo de la Unión. Y así viene el hombre a España con otro sofocón, mientras los encuestadores del CIS lo matan a disgustos con los sondeos sobre su caída en popularidad y la creciente pérdida de votos del PSOE a favor de Rajoy, el santo Job.
De hecho, y hablando de piratería, el Gobierno cada día se parece más a La Perla Negra, el buque fantasma de los Piratas del Caribe, por cuya sucia cubierta y entre brumas deambulan los ministros arrastrando cadenas. Allí va cabizbajo y pensativo Manolo Chaves, el «ahorra más». Allá deambula furioso John Silver el cojo, Rubalcaba, amenazando a la oposición con que los tiene controlados en pelota picada con el catalejo de Sitel. Y en un mar de lágrimas se la ve, perdida y desconsolada, a la sargenta Chacón después del ridículo que han hecho ella y el Ejército español en aguas de Somalia. Pero ¿no decía la Carme de Mérimée, acompañada de su tata, el Jemad, que ya tenían localizados en tierra a los tres marineros españoles que los piratas desembarcaron del Alakrana, y ahora se descubre que nadie bajó del barco? En fin, lo de la Chacón, que quería ser la sucesora de Zapatero, empieza a ser de alucinar. Ahora le echa la culpa al CNI que ella nombró.
Sin embargo en ‘La Perla Negra’ monclovita, la que se lleva ahora todas las iras de Zapatero, por lo del Alakrana y mil cosas más, es la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, a la que llaman ‘Cocodrilo Dandy’ -por su agresividad y los modelitos Barbie que luce-, y con la que el presidente apenas se habla. Hasta el punto que la quiere echar a la primera oportunidad porque está harto de sus intrigas e incompetencias. Y, también, del puenteo que este taimado caimán le hace con varios ministros y los poderosos que la visitan en la Moncloa. Y especialmente los grupos de comunicación, para que le bailen el agua al cocodrilo, lo que provoca los celos del patrón.
Además, de un tiempo a esta parte, ‘Cocodrilo Dandy’ De la Vega pierde todos los debates del Parlamento con la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que la saca de sus casillas, como se apreció con sus gestos de furia y agresividad en el debate del Alakrana. Probando la vicepresidenta que es incapaz de improvisar, y por eso lleva tras de sí una corte de negros escribas que le rellenan chuletas con lo que tiene que decir, mientras la pequeña Soraya, con su hermosa melena alborotada de inocente Gorgona en plan soufflé, le da sopas con ondas y, a nada que se descuide el aligátor, se acabará haciendo con él un bolso de cocodrilo a juego con unos Manolos Blanik, de los que te conté.
En realidad, el cabreo de Rubalcaba no es con el PP sino con Zapatero, al que en la últimas crisis de Gobierno le pidió la cabeza de De la Vega para sentarse él en la vicepresidencia del Gobierno. Y ahora que ya suenan los tambores de la crisis del Gobierno, el ministro de Interior, que debe de tener pinchado hasta al propio presidente con la cosa de Sitel, se enfada y se va de la lengua porque ha descubierto que en las quinielas de los ascensos no figura él. Rubalcaba quiere el puesto del cocodrilo, pero todo apunta a que el presidente no lo quiere ascender. Y así estamos mientras la Perla Negra monclovita navega plácidamente al anochecer, con su tripulación de los muertos vivientes de la política, las velas rasgadas por el viento y el timón a la deriva mientras la proa del fantasmal galeón corta las aguas sin rumbo fijo, a la espera de que la isla del tesoro se tope con él.
Marcello