Atenciones, pompa y cordialidad. Obama tiró ayer la casa por la ventana para recibir al primer ministro indio. Un claro contraste con las recientes llegadas de otros dirigentes, incluso de aliados europeos. La visita fue considerada de Estado, la primera de la Presidencia de Obama; hubo una cena en los jardines de la Casa Blanca para 320 personas, otra diferencia con ejemplos recientes, y el presidente se volcó verbalmente hacia la India: «Es un aliado clave, somos las dos democracias mayores del mundo», y hacia su huésped, Singh, con el que sí parece haber calor y una cierta complicidad.
En el trasfondo de la visita estaba el reciente desplazamiento de Obama a China, muy aireado en la prensa estadounidense, que parece conceder a ese gigante asiático la categoría de superpotencia capaz de tutear a Estados Unidos (honor que no se otorga a la Unión Europea). Esa distinción parece herir a los indios, que se sienten preteridos, su país es otro coloso asiático, con un crecimiento anual en época de crisis del 6%, rival inveterado de China, con la que ha tenido enfrentamientos militares, etc. La Administración Obama, con su despliegue, ha querido probar que Washington no sólo mira a China como líder indiscutible de Asia. «Estados Unidos -dijo Obama- alienta el papel dirigente de la India para crear un Asia estable y próspera».
Se ha subrayado la coincidencia de los dos países en la defensa de los derechos humanos, los valores democráticos y el Estado de Derecho -piropos que obviamente Obama no pudo soltar en China- y se han encontrado abundantes campos de cooperación. El más halagüeño para el Gobierno de Obama es el antiterrorista. La India considera enormemente importante que se estabilice Afganistán y que se impida la vuelta de los talibanes. El fundamentalismo islámico les resulta funesto. Miel para los oídos americanos.
Menos comunión hay en el tema de Irán -la imposición de sanciones no entusiasma a la India, que, como China, tiene estrechos lazos económicos con Teherán- y, sobre todo, en el del cambio climático. El Gobierno de Washington quiere que la India tome medidas drásticas para reducir las emisiones de carbono. La India replica, como muchos países en vías de desarrollo, que la responsabilidad recae en los países ricos que llevan décadas polucionando, no en los que se han industrializado recientemente. Mientras los dos bandos, desarrollados y no desarrollados, exponen sus tesis, la atmósfera se deteriora.
Inocencio Arias