Han exhibido ustedes cierto altruismo en la valoración de lo que son. «El día en que funcionen las cosas bien», vienen a decir…, «no haremos falta»
Nosotros lo dijimos desde el principio. Nacimos porque no quedaba otro remedio. Necesitábamos un partido inequívocamente nacional que defienda las cuestiones de Estado y que no las calificara ideológicamente sino como temas de Estado. Si las grandes fuerzas políticas hubieran tenido sentido de Estado a la hora de calificar la política y tomar las decisiones, probablemente nuestro partido no hubiera sido necesario. Por eso nacimos y seguimos insistiendo en que somos necesarios.
En cuanto al altruismo, es, sobre todo, una reflexión hacia adentro. Nosotros no somos más que un instrumento, no debemos tener sentido de permanencia más allá que de servicio a los ciudadanos. Parece obvio, pero lo que pasa es que hay que recordarlo cada día. Así que, volviendo al sentido de nuestra presencia, mientras seamos necesarios, existiremos. En definitiva, no nos planteamos la existencia del partido como un fin en sí mismo sino como un instrumento para cambiar las cosas.
Pero de una forma u otra, UPyD va perfilándose como una tercera vía en la política. En algunas cosas, con un perfil más socialdemócrata y en otras con otro más liberal.
Efectivamente, nuestro partido es una tercera vía en la política española. Ahí está nuestra definición de transversalidad y de sentido de Estado. Las cosas más importantes que cohesionan un país no son ni de derechas ni de izquierdas, pero requieren de altura de miras y de eso que se llama ambición de país, por decirlo de alguna manera.
Así que, mientras llegue eso que ustedes persiguen…
¿Mientras llega eso? Eso no va llegar. Hay que hacerlo, porque las cosas no cambian por sí mismas. Hay que transformar, tambien, la actitud de otros, por eso somos tan necesarios. Mi empeño en eso no es, en fin, vamos a estar solo un ratito. No, no. Vamos a estar el tiempo que pueda ser necesario, que pueden ser cien años. La cuestión es que hay que transformar la forma de hacer política de otros y su sentido de Estado. No van a llegar las cosas porque sí y nosotros estamos transformando esa forma de hacer política.
Diga algunos aspectos concretos de esa transformación que defienden.
Por ejemplo, defender que los techos competenciales se cierren, y que sean los mismos para todas las comunidades autónomas, y que el ciudadano sea el objetivo, y no los territorios… Eso no puede decirse que sea o no de izquierdas, es una visión de Estado, y es la que hemos de ir inoculando en las fuerzas mayoritarias, o convertirnos nosotros en la fuerza mayoritaria. Tampoco renunciamos a eso, porque a lo mejor, en la transformación, termina siendo ésta la realidad.
¿Qué iniciativas ha adoptado UPyD en el Congreso de los Diputados que hayan resultado decisivas?
Por ejemplo, la modificación del código penal para que haya una reconsideración de lo que son las víctimas del terrorismo, o para que los delitos de terrorismo no prescriban, por poner dos de ellos, que no son los únicos. Ninguno de los dos partidos se había planteado hacerlo. Y las dos cosas van a ir al código penal nuevo que acaba de aprobar el Consejo de Ministros. Y quien dice eso, dice por ejemplo nuestra posición en materia de política lingüística. También nosotros hemos sido quienes hemos planteado el debate no en relación con el derecho de las lenguas sino en relación con los derechos de los ciudadanos. Y eso lo hemos planteado nosotros. Y ha calado en el discurso.
Hace dos años se decía que había que proteger el español, y así, formulado de esta forma, nosotros lo hemos sacado del discurso, y se lo hemos hecho sacar a los demás. Si no hubiéramos planteado esa iniciativa, que no salió adelante, pero que el PP tuvo que votar y que el PSOE tuvo que argumentar, hoy las cosas estarían mucho peor, en el sentido de que la gente comprenda cuál es el verdadero problema; y así con otras muchas cosas.
En el Congreso de UPyD no han rehuido debates polémicos, como el de la cadena perpetua ‘revisable’…
En nuestro entorno, en países como Francia ponen una limitación a partir de la cual se establecen las condiciones de la revisión. En algunos países europeos a ésto mismo se le llama cadena perpetua, pero realmente no es perpetua en el sentido norteamericano del término. Puede terminar siendo perpetua, pero es revisable… Por el contrario, no se produce esa reducción de la pena casi automáticamente, como ocurre en España, sino por una revisión. La verdad es que ese tema no iba en la ponencia que hizo la dirección y que luego fue sometida a la votación. Es una cuestión que ha surgido de los afiliados y que ha ganado dentro del debate y que respetamos muchísimo, pero nos hemos atrevido. ¿Por qué no atreverse a abordar esta cuestión y a explicarla? Veremos si en el momento que hagamos el programa electoral la incluimos en el programa para que los ciudadanos nos voten, o no. Las resoluciones del congreso son un horizonte. Pero, de entrada, no hemos rehuido el debate.
Hay ciertos debates que suscitan miedo en un país como el nuestro…
En España, como consecuencia de nuestra inmadurez democrática, de los pocos años de democracia, hay mucho anatema y una tentación constante: si dices esto eres de derechas, si dices lo contrario, eres de izquierdas. Las grandes cuestiones no pueden ser tratadas como tabúes.
El primer congreso de UPyD ha reflejado las discrepancias internas pero también, en su clausura, el reforzamiento de su liderazgo. Qué impresión tiene ahora, después de unas horas de reflexión.
Siento el logro de un gran éxito desde el punto de vista de lo que ha significado el debate. Hemos pasado el nivel. Para mí, ésta sería la idea, al expresar lo que éramos antes de entrar y lo que somos después de salir.
En cuanto a los que se han presentado como críticos, yo creo que lo que se ha puesto de manifiesto es que la inmensa mayoría se ha mostrado de acuerdo con esta dirección y con esta política. Los que se han presentado como críticos no lo han hecho para plantear alternativas sino para instituirse en críticos. Sólo han utilizado el insulto y ni una sola alternativa. Eso ha obligado a los demás a posicionarse con la dirección.
Chelo Aparicio