sábado, noviembre 23, 2024
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Felipe vuelve

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A partir de hoy terminaran los cantos de sirena. Esos que llevamos escuchando, al amparo de las informaciones que hablan de una más que posible relación fría, sobre lo realmente estadista que era Felipe González, su capacidad de liderazgo, su seriedad y la de sus ministros económicos; su temple y su vocación dialogante, las firmes convicciones de su estrategia política y su naturaleza de gran español. Su talla, en pocas palabras. Y siempre en comparación, por supuesto, con el “pobre de Zapatero”.

En el homenaje del grupo Parlamentario Socialista al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, que fue una de esas ocasiones en las que los dirigentes socialistas son capaces de coincidir para hablar en público y sin tapujos de las verdades que los afectan, Felipe dijo avalar, sostener y no enmendar la estrategia política de Zapatero. Le reprochó la escasa fuerza de convicción y la debilidad de la comunicación. Felipe salió de la máscara del Felipe distante y se tornó Felipe político socialista, comprometido, audaz, arriesgado y líder natural de un proyecto que apoya, al parecer, sin fisura alguna.

Así que politiquillos y gacetilleros se han quedado en un abrir y cerrar de ojos alucinados sin el recurso más socorrido de la era Zapatero. El de confrontar ambas personalidades y ambos proyectos, para destacar a uno sobre el otro, y atacar la línea de flotación, con esa estrategia, de la unidad del partido socialista.

Los mismos que llamaron a González salteador de caminos, asesino terrorista de estado y dictadorzuelo incapaz de dejar la Moncloa, durante unos años han reclamado su bonhomía de hombre de estado para hacer comparaciones malévolas. Aquellos del váyase fueron después los del “ese era mejor”. Igual que ha pasado con Pepiño, que era Pepiño hasta que fue ministro y Aguirre le dio crédito político al asistir a su nombramiento. Entonces los gacetilleros, los comentaristas y los politiquillos dijeron que Pepe Blanco era un hombre con visión de Estado.

Es lo que tiene la mediocridad. Que para construir argumentos es necesario simplificarlos en imágenes a favor e imágenes en contra. La necedad del “comentarismo” barato que tanto me ha aburrido durante este tiempo y que tan cargante como ignorante pretendía hacernos creer a muchos que era sincera esa devoción por el pasado que siempre fue mejor.

Esa tentación que han tenido incluso con Solbes que al irse resultó que era tan bueno.

Felipe vuelve, a ver que dicen ahora. A que por arte de birlibirloque vuelven también las X, el GAL o las huelgas sindicales. En los próximos días sabremos quienes son los que nos toman por tontos. Atentos.

Rafael García Rico

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