Esta institución que porta tan pomposo nombre ha decidido comunicar a todo el orbe que la situación de España es muy grave.
Menuda novedad. Una auténtica exclusiva.
Todos los españoles conocíamos nuestra dramática situación, sobrevenida desde que en el minuto 39 de la primera parte, en un partido amistoso que nuestra gloriosa selección de fútbol libraba contra Polonia, Andrés Iniesta tuvo que retirarse por una lesión muscular.
Ha sido un auténtico mazazo. No sólo porque el chaval borda eso del fútbol, sino que además es un abanderado de la muy noble localidad de Villalvilla, provincia de Albacete (como nos recuerdan constantemente todos los comentaristas), lugar que Andrés ha situado en todos los mapas y guías turísticas.
Pero seguro que también saldremos de ésta.
Por ello me parece una falta de sensibilidad airear nuestra situación. No nos dejan levantar cabeza. Primero con eso de la economía que nos ha obligado a congelar pensionistas y recortar funcionarios. O viceversa. Ahora con esto, que es muy dañino, ya que se dirige a los más profundos sentimientos del alma hispana. Todo ello con un Mundial de Sudáfrica recién empezado en el cual tenemos puestas tantas esperanzas.
¿Qué más quieren? ¿Llevarnos al desespero? Desde aquí les aviso: no lo lograrán.
En cualquier caso no ofende quién quiere, sino quién puede. O algo así. Este Banco no tiene el conocimiento suficiente para hablar de nosotros. No conozco sucursal alguna dentro de nuestra querida piel de toro. Hasta ING Direct tiene un hermoso edificio en el Parque Empresarial de Las Rozas en la Comunidad de Madrid. El ostentosamente llamado Banco Mundial, no. Ello sin duda les impide tomar el pulso cotidiano a la sociedad española.
Claro que a buenas horas iba a ir yo a una sucursal de dicha entidad para abrir una cuenta corriente o cualquier otro trámite. Tampoco lo recomiendo, pues si pides un crédito o una hipoteca, por lo visto, luego todo el mundo se entera.
Ahora comprendo alguna de las razones que llevaron a Rodrigo Rato a cambiar la presidencia de dicho Banco por la presidencia de una entidad mucho más cercana, entrañable y solidaria como es Cajamadrid, que además con eso de la fusión con Bancaja ya tiene playa.
Paco Fochs