Nuestro presidente del Gobierno es humano: está también sujeto a todo tipo de sobresaltos y sustos. Hace poco tuvo uno bastante importante, y no fue precisamente la votación que ganó en las Cortes por un solo voto. Allí, pese a los rumores, él confiaba en eso de la “militancia pura y dura”.
El susto se lo dieron las encuestas que apuntan a una espectacular subida del PP.
Cuando se enteró de esos datos que los técnicos llaman demoscópicos, algo de canguelo hubo. Pero después de cinco minutos de estupor y desconcierto, don José Luis diseñó su estrategia hacia el inmediato futuro. Un objetivo ambicioso y solo al alcance de hombres extremadamente audaces como él: invadir el centro-derecha, y si es necesario también alguna derecha que existe en estado “puro y duro”.
Para ello, hace ya algunos días, madrugó e inició su cruzada desayunando con el Papa. Mejor no se puede empezar. Recibida su bendición, acto seguido se reunió con ese líder de la izquierda ultramontana que se llama Berlusconi para recibir consejo y supongo que también para asegurarse el apoyo de Telecinco y concretamente de Sálvame y Sálvame de Luxe. Por la noche de ese mismo día, mandó a sindicatos y empresarios a sus casas y decidió realizar él mismo la tan célebre reforma laboral.
Después de estos guiños realizados en sólo 24 horas, ahora toca esperar las siguientes encuestas, que se supone llegarán pronto. Tiene un cierto margen de tiempo, ya que a Rajoy entre el Mundial de Fútbol y el posterior Tour de Francia, se le acumula el trabajo.
Si las próximas encuestas no reflejan positivamente sus esfuerzos, el presidente tiene varias bazas que jugar: devolución de los cheques-bebés, expropiar la SGAE, mandar tropas a donde le pidan, intimar con Merkel y Cameron, fumarse el Estatut, acosar fiscalmente a los matrimonios llamados gays o incluso ofrecer diversos ministerios a destacadas militantes del PP.
Al fin y al cabo, a Patxi López no le va mal en Euskadi.
Como este plan siga adelante, al día siguiente de acabar el Tour, cuando don Mariano se incorpore a la sede del PP, puede verse sorprendido por la presencia del presidente Zapatero mangoneando por allí.
Si eso ocurre, don Mariano se tomará la nueva situación con su habitual flema y sin duda su discurso versará sobre los dos años que faltan para las elecciones con la cantidad de acontecimientos que en este tiempo puedan acontecer. Pero en cualquier caso, dada su bonhomía, lo dará todo por bien empleado si finalmente Alberto Contador gana el Tour de Francia.
Paco Fochs