Hace cien años nació Konrad Zuse. Casi nadie se acuerda de él a pesar de que inventó el ordenador moderno, basado en el sistema digital de 0 y 1. El nacimiento del aparato tuvo lugar en un piso situado en un viejo edificio de Berlín en 1936. El 22 de junio de aquel año Zuse construyó y puso en funcionamiento el que está considerado el primer ordenador del mundo. Lo llamó Z1.
Tenía un título en Ingeniería de Construcción con especialidad de arquitectura y en mecánica. El aparato construido por Zuse era bastante pequeño y funcionaba con una serie de interruptores que se encendían y apagaban, una película fotográfica a modo de tarjeta perforada y un programa muy básico. Estaba a mitad de camino entre una calculadora y un ordenador.
En 1941, mientras EEUU ya empezaba a construir un gigantesco ordenador que le ayudara a calcular las trayectorias balísticas de sus cañones, Zuse dio a conocer la Z3. Era un ordenador en toda regla pues funcionaba con un programa informático y realizaba operaciones diversas. Zuse incluso creó un lenguaje informático llamado Plankalkül, que no tuvo mucho éxito, aunque fue rescatado por estudiantes y profesores de la Universidad de Berlín en el 2000.
Gran parte de las instalaciones donde Zuse efectuaba sus invenciones fueron destruidas por los bombardeos aliados sobre Berlín en la Segunda Guerra Mundial, entre ellos, los planos de sus primeros modelos.
Al finalizar la guerra, IBM compró una de sus patentes. Con este dinero y con el apoyo de capitales suizos, Zuse logró fundar la primera empresa de ordenadores del mundo, la Zuse-Ingenieurbüro Hopferau. En 1949 construyó y vendió la Z4, con lo cual se convirtió en la primera empresa en vender un ordenador, adelantándose a Univac. Zuse murió en 1995.
La prensa alemana se dedicó a recordar esta semana al ingeniero, pues se cumplían 100 años de su nacimiento. Trabajaba 16 horas diarias y fue uno de tantos padres que hizo posible el milagro económico alemán de la posguerra. “Vivía muy modestamente”, recordaba su hijo Horst en una entrevista publicada por Stern. En 1967, Siemens compró la empresa de Zuse, cargada de deudas y medio arruinada. “Si mi padre pudiera ver la atención que despierta ahora, se le llenarían los ojos de lágrimas”, comentó su hijo.
Carlos Salas