Hoy pretendo ser corto, claro, directo y no dejar margen a equívocos.
La vuvuzela es una especie de trompeta larga que emite un sonido monocorde, profundamente desagradable, que acompaña los partidos de futbol en Sudáfrica.
Se han puesto de moda con eso del Mundial y Nelson Mandela, hombre paciente donde los haya, no se ha visto con fuerza para oponerse. Es la edad.
Parece ser que en un principio estaban realizadas con estaño, pero mentes perversas decidieron que si las hacían con plástico serían más asequibles. Caigan sobre ellos mis maldiciones en las formas más sádicas a las cuales mi imaginación no puede llegar.
Con dicho diabólico instrumento nos están dando el verano e incluso nos empujan a odiar cualquier retrasmisión futbolística. Sea de “la roja” o no.
El peligro es que alguna empresa española decida comprar la patente. Yo creo que no. Confío en mis compatriotas, aunque siempre pueden existir descerebrados en cualquier multinacional. La única institución española que pudiera adquirir tan lamentable instrumento sería la Santa Inquisición, pero según mis noticias dicha empresa cerró hace años.
Otro peligro es que a algún periódico de esos de papel le dé por regalar uno de esos perversos inventos con su dominical. Ésa será la señal para que usted, querido lector o lectora, se pase definitivamente a la prensa digital, que no molestamos y encima salimos gratis.
Como ellos, cualquier promoción de galletas, pastelería industrial, caramelos o similares. En este punto hay que ser inflexible y desde aquí ruego a los directivos de dichas empresas que cesen inmediatamente al “trepa” que les proponga la inclusión de este aparatejo en su plan de marketing. Lo aseguro: sería absolutamente perjudicial para sus marcas.
Sinceramente, ante las amenazas de contaminaciones acústicas como las que puede producir la llamada vuvuzela, ignoramos qué medidas van a tomar el Ministerio de Sanidad, el de Medio Ambiente u organizaciones como Greenpeace, Unesco, Unicef y demás, pero urge una postura decidida, valiente y consensuada.
Incluso el Vaticano debería tomar partido, ya que la vuvuzela incumple lo de “amarás al prójimo como a ti mismo”.
Por si no ha quedado claro, añadiré que, en mi opinión, la vuvuzela es mema.
Paco Fochs