lunes, noviembre 25, 2024
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Las víctimas

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Una de las grandes vergüenzas que caen sobre todos nosotros en la larguísima batalla contra el terrorismo es el tratamiento de las víctimas. Hasta hace muy poco, comparando con el tiempo que ha durado la barbarie, no hemos querido que tengan la visibilidad que merecen y que exige el único comportamiento razonable contra el terror. Afortunadamente, las cosas han cambiado, como demuestra el acto de ayer en el Congreso, pero la reflexión sobre las víctimas del terror es una de las garantías para reaccionar contra este del modo adecuado.

Se ha condenado a menudo la manipulación política de las víctimas, que no sería otra cosa que la reducción de sus puntos de vista al de quien se quiere erigir en su representante. Está bien la condena, que no se puede achacar propiamente a las víctimas, porque éstas, a lo largo de los años, representan una variedad ideológica, de formas de entender la vida y la política, de costumbres y procedencias que demuestran que el enemigo de ETA no es una de ellas sino el mero ejercicio de la libertad en un sistema democrático. No hay, pues, una “verdad” ideológica de las víctimas, pero sí una verdad impepinable que tiene sus consecuencias. Hay víctimas porque hay verdugos que quieren salirse con la suya con absoluto desprecio a la vida y a los derechos humanos. Si no hemos querido dar durante años la visibilidad que las víctimas merecen es quizá porque la constatación de su papel nos llevaría a un papel activo y razonable contra el terrorismo al que nuestra pusilanimidad se resistía.

No hay que concebir el Estado o la política como las víctimas decidan porque, como he dicho, representan todas las opciones posibles en un sistema democrático y una sociedad abierta. Pero, además de la memoria y los honores que les debemos por su sacrificio, merecen la seguridad de que, para evitarnos los problemas que el coraje de la defensa de la libertad implica, no cedamos ni un ápice ante los terroristas, ni paguemos un aberrante precio por una falsa “paz”, ni abandonemos la tolerancia cero con la gran plaga que ha padecido España tantos decenios. La plaga que ha hecho que sean víctimas.

Germán Yanke

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