lunes, noviembre 25, 2024
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Maradona

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En esta zona del mapa, además del éxito del Uruguay, único país americano en las finales del Mundial, mucho se habla de la humillante goleada de Alemania a la Argentina por 4 goles a cero. Ante ello, para no citar otros diarios, miro a mi lado y leo este título de “La Nación”: “Un cachetazo de realidad”. Los periódicos argentinos (los más doloridos) han puesto la mirada en el DT de la Argentina, el inefable Maradona, a cuya incapacidad para dirigir un equipo, en un torneo de la dimensión de un mundial, hacen responsable. No lo es menos su extraordinaria egolatría, esa que, ay, le llevó a decir que los cuatro goles que Alemania había hecho a Inglaterra eran sólo un “chiste”, a los efectos de no tener ese detalle en cuenta, y, al final, dijo que las ideas de los goles alemanes se la dieron ellos (los argentinos). Y así le fue. Eliminada por cuatro goles, los que en un Mundial no recibía desde hace 34 años.

Pero, sin ir tan lejos, este “cachetazo” a la selección de Maradona ha hecho olvidar dos goleadas muy recientes de su etapa de DT en la clasificación a este mismo Mundial: Argentina de Maradona perdió con Bolivia 6 a 1, en abril del año pasado y, en la propia Argentina, ante el Brasil, un mes después, perdió tres a uno, tras 16 años sin caídas como local en las eliminatorias.

En torno al inefable Maradona se suman los acontecimientos, pero quedémonos en su trayectoria como DT de Argentina. Se consideró un fuera de serie, que rompía todos los moldes. Sólo importaba el “feeling” con los jugadores. Ante un equipo sólido y bien ensamblado como el alemán, dicen los cronistas deportivos, no apareció Verón en el medio juego. Y eso para no hablar de Lionel Messi, el destacado jugador del Barcelona, quien en este Mundial jugó para el olvido, y cada partido peor que el anterior a medida que este DT le situaba más lejos del arco rival.

No solamente no hizo un solo gol, habiendo tirado 30 veces al arco rival (sólo el ganés Gyan remató más veces que él),  sino que fue anulado a tal punto que Alemania no le cometió una sola infracción. “Sólo le rodeamos”, dijo el DT alemán, “para anularle”. Messi no abrazó a Maradona al terminar el partido; cuentan que lloró en los vestuarios, tras el Mundial donde pasó inadvertido. Y, hablando de curiosidades, digamos por ejemplo que, tras el silbato del juez, el inefable Maradona saludó a sus jugadores y allí mismo, en la cancha, cerca del asombrado DT alemán,  Löw, quien no entendía la situación, abrazó y besó a su hija Dalma, cuya presencia en zona especial se ignora. En fin, si habrá curiosidades para explicar…

Los diarios del Paraguay se mofaron de Maradona cuando perdió Argentina; también los del Brasil. A ambos países los destrató. También dijo  que no sabía quien era Uruguay, y aquí todos se enteraron. A cada gol alemán en las calles montevideanas sonaban las bocinas; y hoy, en la ciudad, está embanderada de color celeste esperando los días por venir, se ven colgados en edificios carteles que dicen, por ejemplo: “Estamos en cuartos de final. ¿dónde estás Maradona?”.

Mañana jugamos con Holanda y vosotros con Alemania. El Mundial sudafricano sigue su curso. Nos deseamos suerte, mutuamente. Pero este es otro tema, porque lo que quería referir era el ambiente de aquí, donde llegaron a octavos de final los cuatro países del Mercosur, y ahora sólo quedamos los más pequeños. 

Finalmente, al menos Maradona no tendrá que caminar desnudo hasta el Obelisco de Buenos Aires, como había prometido, entre otras tonterías. En la Argentina piden que se analice la humillación sufrida con humildad y que se cambie de una buena vez (y sin presiones) el rumbo, mirando a lo lejos y seriamente. Hasta los Kirchner especulaban con el inefable DT para las elecciones venideras. Pero, ahora, y como en el Mundial,  chau Maradona.

Rubén Loza Aguerrebere

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