Han transcurrido dos semanas desde que empezara la nueva campaña del Secretario de Defensa Robert Gates para tener más «coordinación y disciplina» en las declaraciones del ejército — y todo parece ir según el plan.
El lunes, seis meses después del terremoto de Haití que podría haberse cobrado hasta 300.000 vidas, el Pentágono acogía una videoconferencia «Mesa Redonda de Blogueros» para facilitar cierta información coordinada y disciplinada acerca de la reconstrucción de ese país a la prensa. El mando de los efectivos del ejército estadounidense destacados en Haití y su representante en funciones trasladaron unas noticias que deben de haber satisfecho los deseos de Gates de facilitar sólo la información más pulida que salga del Departamento de Defensa.
«Increíbles esfuerzos humanitarios» están en marcha en Haití, donde se han hecho «progresos significativos» y se ha montado «un gran operativo», era informada la prensa. «Las fuerzas estadounidenses aquí en Haití están haciendo una labor fabulosa», decía el militar, el Coronel Michael Borrel, y «estamos haciendo cosas muy tangibles aquí en Haití y ayudando de verdad al pueblo de Haití».
¿Y cuáles son estas cosas increíbles y fabulosas? Bueno, el ejército estadounidense está construyendo cuatro — puede contarlas, una, dos, tres, cuatro — escuelas para los haitianos. Cada una de ellas tiene dos o tres aulas y viene con un número parecido de letrinas. Ah, y el trabajo se concentra en un área que no se vio directamente afectada por el seísmo.
«¿Tiene usted conocimiento de alguna otra unidad estadounidense destacada en Haití que esté ayudando con las labores de desescombro y reubicación de los desplazados a estructuras permanentes?» preguntaba uno de los participantes en la videoconferencia.
«Yo no», respondía Borrel. «En la actualidad, somos la única fuerza militar estadounidense que se encuentra en Haití».
Esto no pretende restar importancia a la labor de Borrel y sus 550 tropas, que están desarrollando la misión que les fue asignada honorablemente. Pero la ridícula escala de la empresa de reconstrucción del Pentágono — ¿hay 1,6 millones de desplazados y el ejército estadounidense aporta unas pocas aulas? — es emblemática de la respuesta internacional, que parece haberse quedado alrededor del 2% de lo que hace falta.
Sólo el 2% de la ayuda a la reconstrucción prometida se ha cumplido. Sólo el 2% de los escombros han sido retirados. Y ni el 2% de los desplazados han sido desplazados a una vivienda. Otros viven bajo frágiles carpas y tiendas de campaña en una situación que Bill Clinton, encabezando la campaña de reconstrucción, considera «horriblemente frustrante».
Funcionarios de la administración Obama y grupos de ayuda señalan, correctamente, que gran parte del retraso se debe al gobierno haitiano, que tenía una competencia escasa ya antes del terremoto. Pero eso no reduce la miseria humana en Haití, documentada en los muchos reportajes del seis meses después aparecidos en los medios de comunicación.
«Hay campamentos en las medianas de las carreteras; hay campamentos en colinas muy empinadas», decía Sam Worthington, director ejecutivo de la organización humanitaria InterAction, en una conferencia celebrada en Haití el lunes auspiciada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. «He sido testigo de dos campos de fútbol con 5.000 residentes».
En Washington, funcionarios del Departamento de Estado cumplían el aniversario de los seis meses informando a la prensa de lo que su portavoz P.J. Crowley llamaba «la enorme respuesta» al desastre. Rajiv Shah, administrador de la Agencia de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, describía los fructíferos esfuerzos para evitar las hambrunas y las epidemias.
«Tomo nota de que la situación alimentaria parece estabilizada, y de que la situación médica está igual», señalaba uno de los periodistas. «Pero es que parece que el problema urgente real ahora mismo es la vivienda».
«Hay mucho más que hay que hacer», admitía la adjunta del Departamento de Estado Cheryl Mills. «Tenemos que estar realmente cerca del ritmo de construcción de un buen número de estas viviendas de transición al mes, y aún no estamos al ritmo necesario para hacer eso».
Uno de los periodistas de la videoconferencia del Pentágono preguntaba por el motivo de que la misión se concentre en el norte de Haití, fuera de la zona del seísmo. «Con más de 1 millón de haitianos faltos aún hasta de un refugio temporal, ¿por qué desarrollamos la misión en la zona del municipio de Gonaives, habiendo tanta gente en la zona del terremoto que podría utilizar la ayuda?»
Borrel explicaba que «Hay muchas, como bien sabrá usted, organizaciones no gubernamentales trabajando en la zona de Port-au-Prince».
«Parece que las tareas más urgentes ahora mismo son las labores de desescombro y llevar a la gente de sus refugios improvisados a estructuras más permanentes», señalaba otro de los periodistas presentes. «¿Es algo que tiene planes de hacer?»
«No, no lo es», decía Borrel. Después de construir cuatro escuelas y 10 enclaves «preparados para facilitar la atención médica primaria», «nos replegaremos a la base. Nuestra misión solamente se prolonga hasta el día 18 septiembre».
Parece que Haití va a quedarse colgado con el 2% durante algún tiempo más.
Dana Milbank