Háganme caso pues uno tiene bastantes años. Si hay algo aburrido es una piscina privada. Si usted goza de una amplia familia, vale. Pero podrá observar que sus hijos no hacen más que invitar amigos para pasarlo bien, con el consiguiente gasto diario en meriendas y refrescos. Si usted es soltero/a, la cosa sirve para rodar un anuncio y poco más. A los pocos días se sorprenderá invitando a cualquiera para compartir esa piscina que en cine queda tan bien, pero en la vida real es un completo rollo aunque se prepare un daiquiri.
Eso es lo que creo que le ha ocurrido hace unos días, a nuestro presidente del gobierno. Aburrido por ver su piscina vacía de variopinto personal, llamó al señor Moratinos y le comentó que debía invitar a alguien de su alcurnia para celebrar una barbacoa alrededor de uno de los maravillosos estanques que adornan cualquier instalación que el presidente tiene a su disposición.
El señor Moratinos, siempre tan fiel y leal colaborador, se supone que consultó las agendas de los distintos jefes de gobierno y descubrió que uno de ellos estaba de gira.
El agraciado fue un señor que atiende por Paul Kagame, que resulta es el Presidente de Ruanda. Nacido en el 57 y con estudios, parecía que podría tener cierta empatía con nuestro presidente. Así que todos contentos. Lo de la Alianza de las Civilizaciones iba a recibir un empuje espectacular,
El señor Kagame, que no ha tenido la deferencia de “tunear” en algo su apellido antes de pisar nuestro suelo, que ahora es suelo campeón del mundo, resulta que con razón o sin ella, está acusado de genocidio por diversos tribunales internacionales. No tenemos idea sobre si ello es cierto, ni forma parte de nuestro negociado el averiguarlo.
Así que el señor Zapatero, avisado en el último momento, metió en el congelador el tinto de verano y los solomillos troceados con los que pretendía agasajar al señor Kagame para ser utilizados en mejor ocasión. También guardó el traje de baño con motivos de palmeras, tigres y jirafas que le habían comprado para el encuentro.
Me preguntarán por el señor Kagame. Pues muy bien, gracias. Le invitaron a cenar en un hotel madrileño que supongo tendría su piscina en la terraza.
Paco Fochs