Seamos positivos. Siempre surgen oportunidades cuando se decide prohibir algo. Que se lo digan a los cines de Perpignan cuando en España no se podía ver alguna película para preservar nuestra moral y eso que entonces no existían autopistas.
Ahora el Parlamento catalán ha prohibido las corridas de toros lo cual ha provocado un debate muy cansino sobre la españolidad o no de tal medida. Yo no creo en la mala fe de los parlamentarios. Hombre si el asunto hubiera sido solamente por jorobar, la verdad es que hubiera sido más agresivo prohibir el flamenco o las sevillanas. Claro que por ese camino quizás acabarían prohibiendo la rumba catalana e incluso a Estopa.
Pero a lo hecho, pecho. Hay que mirar hacia delante y desde aquí les expongo mi idea que supongo encontrará eco en ustedes, que ya me han demostrado tener mentes dinámicas y emprendedoras mediante las cuales valoran rápidamente las oportunidades de garantizarse un bienestar a corto plazo.
A pocos, muy pocos kilómetros de Catalunya se sitúan Los Monegros. Suelo que pienso debe ser barato y maravillosamente comunicado por autopistas con Barcelona y resto del orbe. Eso no lo puede, ni lo podrá evitar hasta el independentista más furibundo. Que tampoco hay tantos.
Creo que ya ven la idea: allí puede edificarse un amplio resort que albergue no una Plaza de Toros, vamos, pueden construirse las que sean necesarias: para corridas de toros, novilladas y rejoneo. Incluso alguna de ellas puede estar cubierta. Con hoteles, campings, piscinas, nada de golf, más bien mesas de dominó, tute, brisca, mus, terrenos para petanca, tablaos flamencos y tabernas para las tertulias taurinas.
Así empezó Las Vegas, en pleno desierto de Nevada y la verdad es que, según mis noticias, han progresado cantidad.
Con solo la afición taurina que existe en Catalunya, que desde luego no es mayoritaria pero existe, el éxito de esta iniciativa, situada a pocas horas de Barcelona, está absolutamente garantizado. Además este resort taurino será un centro mundial de atracción turística, cuando no de peregrinación en las ocasiones que allí toree José Tomás.
Seguro que allí acudirán también hasta los citados parlamentarios con los que mis paisanos se ha autopremiado. Todos, unos y otros. En especial los domingos por la mañana en los que espero se celebren los typical encierros al estilo San Fermín.
Me dirán que yo mismo debería realizar tan magnífica idea, pero sinceramente prefiero compartirla con ustedes. Aunque les ruego, si alguien se anima, que me inviten un fin de semana cuando el asunto esté ya en funcionamiento.
Paco Fochs