A última hora de una tarde de sábado de hace dos semanas, un carpintero en paro cargó de armas el Toyota Tundra de su madre y se marchó a San Francisco, según las autoridades, con planes de asesinar progres.
Cuando agentes de la Patrulla de Autopistas de California le detuvieron en la autovía de Oakland por conducir de forma errática, Byron Williams, que llevaba un chaleco antibalas, disparó a los agentes con una 9 milímetros, una escopeta y un fusil del calibre 308 cargado con munición capaz de perforar chalecos antibala. Alcanzado y capturado tras herir a dos agentes, Williams, en libertad condicional por asalto a mano armada a una entidad bancaria, decía a los detectives que quería «empezar una revolución» a base de «matar gente importante en la Fundación Tides y la Unión Americana de Libertades Civiles», según el auto policial. Su madre, Janice, declaraba al San Francisco Chronicle que su hijo había estado viendo las noticias y que estaba cabreado «por la forma en que el Congreso aprobaba sin respeto al trámite parlamentario todos esos puntos de la agenda de la extrema izquierda».
¿Pero qué es lo que mostraron los informativos de la televisión que pudiera haber dirigido la indignación de un caballero con problemas contra la desconocida Fundación Tides, que suena a entidad dedicada a la oceanografía o tal vez a detergente?
Una semana después de los hechos, se resolvió el misterio. «Tides es una de las cosas más difíciles que intentamos explicar, y todo el mundo nos dijo que no podríamos», decía a su audiencia radiofónica el presentador de Fox News Glenn Beck el lunes. «El motivo de que la pizarra» — el socorrido Beck utiliza una en sus programas de televisión para rastrear las conspiraciones — «se haya vuelto tan popular, es que intento explicar las actividades de la Tides y la forma en que funciona todo». Saboreaba el hecho de que «Nadie sabe lo que hacía la Tides hasta que apareció la pizarra».
Durante buena parte del programa, Beck se despachó contra la Tides de nuevo en Fox esa noche. Y la noche del martes, y la noche del miércoles, y la noche del jueves. Hay que sumar eso a las 29 menciones restantes de la Tides en el programa de Beck en la Fox durante los 18 últimos meses (dos en la semana anterior al tiroteo), según el recuento de la página de izquierdas Media Matters. Aparte de dos menciones a la Tides por parte de invitados del programa de Sean Hannity, Media Matters dice que fue incapaz de encontrar alguna otra mención a la Tides en cualquier informativo de cualquier otra cadena durante el mismo periodo. La Tides es una entidad sin ánimo de lucro que dice apoyar «la sostenibilidad, la educación mejor, soluciones a la epidemia del sida y los derechos humanos», pero a lo largo de los meses, Beck había acusado a la Tides de aspirar a hacerse con el poder y destruir el capitalismo, y sugería que un amplio abanico de los enemigos de Beck entre la izquierda «tienen vínculos todos con el Centro Tides».
No es justo culpar a Beck por los actos de violencia que comete gente que sigue su programa. Pero Williams no es al parecer el único demente con una afinidad evidente por el presentador de la Fox. En abril de 2009, un hombre armado con un AK-47, un rifle del calibre 22 y una pistola mataba a tres agentes de policía en Pittsburgh. La Liga Anti Difamación informó de que el presunto asesino, formando parte de un patrón de actividades que implica las teorías conspirativas de la extrema derecha, puso un vínculo en un portal neonazi a un vídeo de Beck hablando acerca de la posibilidad de que la Agencia Federal de Gestión Energética estuviera administrando campos de concentración en Wyoming. Los crímenes se producían después de que Beck dijera a la audiencia de la Fox que «no puedo refutar» la noción de que la Agencia estuviera administrando tales campos — pero antes de reconocer finalmente que la conspiración no es real.
Beck se ha pronunciado en múltiples ocasiones contra la violencia, pero con mayor frecuencia la precede, advirtiendo que «es sólo cuestión de tiempo que un demente real pueda hacer algo verdaderamente estúpido». Las emisiones incluyen a menudo cierta puesta en escena violenta: «El tiempo se agota… La guerra apenas está empezando… Puede dispararme en la cabeza si trata de cambiar nuestra administración… Tiene que estar preparado para ser lapidado… La otra parte está atacando… Hay un golpe de estado en marcha… ¡Coja una antorcha!… Clave una estaca en el corazón de los vampiros… Le están conduciendo al matadero… Están apuntando un arma a la cabeza de América… Ajustemos cuentas con esta gente».
Beck ha vaticinado a sus millones de seguidores que nos acercamos «a un punto en el que la gente habrá agotado todas sus opciones. Cuando eso suceda, cuidado». Una noche en la Fox, debatiendo el caso de un hombre que había hecho fotos y asesinado a 10 personas, Beck sugería que estas cosas son inevitables. «Si eres conservador, te llaman racista, te dicen que quieres matar de hambre a los niños», decía. «Y cada vez que sí hablan (los conservadores), son censurados por la corrupción política. ¿Cómo no se convierte la gente en ese tipo?»
Aquí tiene una idea: dejando de alentarles.
Dana Milbank