jueves, noviembre 28, 2024
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Zapatero no está en forma

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Este mismo lunes anunciará Trinidad Jiménez si se presenta a las entonces inevitables primarias para elegir el candidato del PSOE para las elecciones autonómicas en Madrid. No puede en realidad decir que no quiere saber nada del asunto porque, con la que ha montado el presidente del Gobierno esta semana pasada, un revés de su preferida (y ministra de su Gobierno) sería ya demasiado. El procedimiento es típico de los modos de hacer de Rodríguez Zapatero: cree que si se llega al destino que ha señalado no importa ni tiene consecuencia alguna lo que ocurra en el camino. Se enfadará Gómez, se sumarán apoyos para que Jiménez gane las primarias, habrá defecciones y la ministra se enfrentará a Esperanza Aguirre en las próximas elecciones regionales.

Pero las cosas no han sido así ni en los mejores momentos del presidente como debería haber comprobado, entre otros fiascos, en el lío organizado con el Estatuto de Cataluña. Nada es inocente en política y, en las circunstancias actuales, el presidente se ha metido en un lío que dice más del estilo de nerviosismo e improvisación que de su carácter decisorio y, por mucho que haya querido aprovechar las vacaciones veraniegas para esta refriega, las heridas y las decepciones se van acumulando. De hecho, no ha tenido más remedio que dar por buena la batalla en vez de moverse con la sinuosa habilidad de otras ocasiones, las que ya han quedado en un pasado al que no parece posible volver.

Esta guerra organizada contra Gómez, que comenzó con la exigencia de la rendición y terminará con las primarias, es, para empezar, la pretensión de solucionar con un portazo maleducado lo que se entiende que fue un error garrafal. Pero es también el síntoma de que esta suerte de autoritarismo en el seno del partido sólo vale ya para los eslabones más débiles y de que incluso en ese caso las tomas de posición del presidente, cada día más groseras en las formas, no resultan gratis. Gómez quizá no sea el candidato del PSOE contra Aguirre pero el disidente va a tener, precisamente por lo que ha ocurrido, más apoyos de los que no habría soñado nunca. Y el partido más enfadados. Y los electores socialistas más motivos para desconfiar. No está en forma, desde luego, el presidente.

Germán Yanke

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