miércoles, noviembre 27, 2024
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Hipocresía en Barcelona

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El homenaje de bienvenida a Laura Riera, condenada por colaboración con ETA, es uno de los casos más lacerantes de la vida política de este verano de 2010. No sólo por el carácter fascista de todo reconocimiento a quienes dan tan evidentes muestras de totalitarismo terrorista, sino por la actitud de las autoridades que se ha convertido en todo un síntoma de cómo la política puede convertirse en el refugio virtual de los cobardes.

No se trata solamente de que el Ayuntamiento de Barcelona no quiera prohibirlo o negarse a autorizar que los organizadores de las “fiestas alternativas” del barrio de Gràcia aprovechen los espacios públicos para un homenaje tan extravagante como impresentable. Se trata, además, del “argumento” por llamar de alguna manera a la justificación de la parálisis. El Ayuntamiento encabezado por el señor Hereu asegura que no tiene constancia de que el acto esté previsto para el próximo día 21 y, para más escarnio, que, cuando se trataron los actos más importantes con la llamada Coordinadora Popular de Fiestas nadie habló del recibimiento a la colaboradora de la banda terrorista que está a punto de abandonar la prisión. Todo el mundo sabe que el acto está previsto, aparece en el programa, se puede comprobar en Internet, se discute sobre la iniciativa y sus detalles pero el Ayuntamiento no tiene constancia oficial de que se pretenda celebrar.

Si el señor Hereu toma las decisiones municipales con igual criterio de información no es de extrañar que los votantes, como ha ocurrido en reciente referéndum, le den con la urna en las narices. Pero, evidentemente, no es un caso de falta de información sino de vergonzosa hipocresía fundamentada en la trampa de dar naturaleza de real no a lo que realmente existe sino a lo que se elige de la realidad. Nada tiene que ver la política para los responsables municipales de instrumento para cambiar la realidad, ni incluso desde una torpe concepción utópica, sino de fijación de la realidad misma. Existe, ha ocurrido o va a ocurrir, sólo lo que Hereu decide. Da tanta vergüenza que ofende, y no sólo a la memoria de las víctimas.

Germán Yanke

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