Hace dos años nadie sabía bien lo que era un libro electrónico. Mejor dicho, nadie sabía lo que era un “lector” de libros electrónicos. En abril de 2009 estuve en una charla con periodistas y mostré mi lector electrónico. Pensaron que era magia. En septiembre de 2009, me invitaron a un programa de Telecinco y enseñé un lector electrónico al público. Se quedaron boquiabiertos. En pocos meses, se popularizó y ya en las Navidades pasadas fue uno de los cacharritos más vendidos. Se predice que en las próximas Navidades estallarán las ventas.
Hace dos años, la mayoría de los periodistas tampoco hablaba de estos instrumentos para leer, y ahora muchos esperan que sea la salvación de su industria. Lo dicen pensando en el iPad.
Los iPad de Apple tienen la ventaja de que pueden usarse como lectores de libros electrónicos, como lectores de periódicos y como pantallas de ordenador para juguetear en Internet y gestionar el correo electrónico. Algunos periodistas como Nacho Escolar lo llevan consigo como un talismán, y cada vez hay más periodistas influyentes que los ven como el futuro de los medios de comunicación. Y el iPad se está convirtiendo poco a poco en ese instrumento-fenómeno que puede cambiar todo.
Leer periódicos en internet ya sea en un portátil, en un PC, en un móvil, en un lector electrónico o un iPad o similares está imponiéndose con más velocidad que la de los medios para convertir a sus periodistas de papel, en periodistas de internet.
La última revelación ha sido que Rupert Murdoch, propietario de un montón de medios de comunicación, anunció que harán un periódico para móviles. Al parecer, incluirá los iPad y los smarphones.
Ahora, todo el mundo ve el negocio y se mueve con él. Pero, repito, a principios del año pasado, es decir, hace año y medio, nadie sabía en este país qué era un lector electrónico ni para qué servían. Los iPad no habían nacido. Kindle de Amazon era algo exótico que ni siquiera se podía comprar en España.
Y ahora, vas en el metro y ya se ven decenas de lectrores electrónicos y tabletas.
Eso demuestra que la velocidad de cambio, adaptación y creación de negocio es mucho mayor de lo que creemos. Pero muchos profesionales todavía no se han enterado.
Carlos Salas