viernes, enero 24, 2025
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Aguirre calla y el PSOE se sorprende

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Esperanza Aguirre ha decidido guardar silencio. Lo que ocurra en el PSM no es cuestión suya. En menos de un mes sabrá con quien se va a tener que batir el cobre electoral y aunque sabe que no hay adversario pequeño, también tiene la certeza de que su distancia electoral de cualquier candidato socialista le permite no estar especialmente  preocupada por quien vaya a ser el elegido. Muy en su estilo, la presidenta de Madrid ya ha sentenciado que «los dos son Zapatero», de manera que no le conmueve que Tomás Gómez haya dado un ligero toque a su secretario general ni que Trinidad Jiménez lance su melena al aire.

Los socialistas no es que estén conmovidos, que no lo están, pero si preocupados. Más de lo que cabía suponer. Y lo están sobre todo aquellos que por estar dedicados a otras tareas ni siquiera habían intuido la capacidad de Tomás Gómez no sólo para haber traído la paz interna al tradicionalmente convulso socialismo madrileño, sino para elaborar un discurso que al parecer no esperaban. El Presidente algo debió ver en él cuando le saco de Parla para llevarle al Partido.

La preocupación viene dada porque están viendo que la militancia favorable a Tomás Gómez está movilizada y entusiasta y esa movilización y entusiasmo puede interpretarse como desafección al presidente y al imponente aparato federal. A la vista de cómo van transcurriendo los acontecimientos no son pocos los que aun viendo a Trinidad Jiménez como la candidata ideal, están comenzando a preguntarse si está mereciendo la pena el esfuerzo y la tensión interna que cualquier campaña de primarias conlleva para el partido.

No obstante, lo más sorprendente de todo es que no habiendo un solo periodista que no estuviera al tanto de la posición de Gómez decidido a ser candidato y si surgían más «a primarias tanto si somos dos como si somos cuatro» nadie se tomara en serio sus palabras y alguien creyera que iba a caer abducido ante el presidente o rendir culto a la disciplina. José Blanco ha sido decisivo para que el presidente se animara a dar un paso del que ahora él mismo quiere tomar distancia. Pero el paso lo dio. Asegura que por responsabilidad, pero lo dio. Y esto es precisamente lo que preocupa a muchos socialistas. Que en momentos de dificultad como los que vive el Gobierno y el PSOE, nada menos que en Madrid pueda abrirse una grieta de importancia y que dentro de un tiempo el argumento de las encuestas sea utilizado por otros y pidan coherencia.

No tiene sentido cuestionar las cualidades de Trinidad Jiménez. Las tiene y a su favor está el haber asumido un riesgo que tiene dos secuencias. Primero, que la mayoría del partido le apoye y, segundo, que efectivamente se quede en las autonómicas a un punto o dos de Esperanza Aguirre que es lo que según Ferraz indican las encuestas que manejan. ¿Merece la pena tanto riesgo, tanto interrogante?  Darse por rendido es la última opción pero conjurar las encuestas no es cuestión solo de una persona, sino de un partido, de un proyecto, de un recorrido y hoy por hoy el socialismo madrileño, como el catalán, no es un ente al margen del PSOE y el PSOE, también según las encuestas, está casi, casi en caída libre.

Charo Zarzalejos

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