El poeta Julio J. Casal, nacido en Montevideo en 1889 donde murió en 1954, se radicó muy joven en España, desempeñándose como Cónsul uruguayo. Desde 1913, afincado en La Coruña, llevó una activa vida cultural: la de “pontifex”. Era su ambición mayor y, gracias a su generosa vocación, hacia 1923 dio una nueva orientación a una publicación local, y así nació su revista, llamada “Alfar”. Como la modernidad era historia conocida, Julio J. Casal buscó otras genealogías. Y gracias a sus contactos, cercanos y lejanos, su revista alcanzó una estatura singular. Hacia 1926 retornó al Uruguay.
En Montevideo, Julio J. Casal continuó publicando “Alfar”. Dio a conocer treinta números, desde el 61 al 90, entre 1929 y diciembre de 1954. Como vemos, en este hombre refinado, a quien adivinamos alma de cántaro, la poesía y la vida se acercaron íntimamente.
No hay poeta de la generación española del 27 (baste mencionar sólo a García Lorca y Vicente Aleixandre, porque están todos) que no colaborara en sus páginas. Lo hicieron asimismo sus pares de esta zona del mapa. Y aquel como un taller de sueños que fue “Alfar” amplificó el camino a la mejor poesía de nuestro idioma.
Acaba de ser digitalizada la obra de Julio J. Casal, reuniendo las ediciones montevideanas de “Alfar”, en el período que va desde 1929 a 1955. La tarea nació de las inquietudes culturales del profesor Walter Rela, con quien colaboraron Nigel Dennis (profesor de de St- Andrews Univ. Scotalnd, especialista en Julio Casal), la poeta Selva Casal y el periodista Alvaro Casal. Desde esta semana, pues, está digitalizada la colección completa de “Alfar” Montevideo, elevado testimonio de un momento de oro de la poesía iberoamericana. Por lo demás, desde hoy los interesados del mundo en que vivimos podrán visitar, en forma gratuita, en el portal www.peuy.org.
Finalmente, el profesor escocés Nigel Dennos, prologuista de esta aventura, escribe: “el rescate de los números de “Alfar” publicados en Montevideo constituye todo un acontecimiento cultural, digno de la más calurosa acogida”.
Símbolo de su tiempo, esta revista difunde lo mejor de la creación poética de la lengua española, y, hoy, enriquece visitarla cuando el mercado del libro no tiene otra dirección que producir y consumir, lo que llamaba, Octavio Paz, “un mecanismo ciego”.
Rubén Loza Aguerrebere