domingo, noviembre 24, 2024
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Primera carta a D. Tomás Gómez

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Estimado Sr. Gómez:

Desde que Usted fue elegido Presidente del PSM le he seguido desde la distancia, entre la expectación inicial, posterior decepción, y recelos respecto a algunas de sus políticas y comportamientos mediáticos. No he llegado a comprender, por ejemplo, su “pasotismo” respecto a la cadena de televisión autonómica de Madrid. Y mire que tenía argumentos de los que se dan en pocas ocasiones. Tampoco ha aprovechado estos años para hacerse un hueco en el resto de los medios de la Comunidad. Dudo si le han ignorado a Usted o Usted los ha ignorado a ellos. Me inclino a pensar que ha sido un poco más de lo segundo. Entre su timidez y, probablemente, un mal asesoramiento profesional, se han dado las  circunstancias para que no haya tenido relevancia mediática. Aquí descontamos a Telemadrid, que ya sabemos en qué manos está.
El caso es que Usted ha decido meterse en el fregado de las Primarias. Y como ya he dicho en alguna ocasión, no le arriendo las ganancias.  Pero le aplaudo.
 
Sr. Gómez, la noche del pasado miércoles asistí en el Palacio de los Deportes de Madrid al concierto del grupo favorito de su Secretario General en el PSOE, y Presidente del Gobierno de España. Y es más, mientras la pista y la grada estaban repletas, la zona VIP casi estaba vacía. Probablemente también tenían entradas para el Real Madrid-Ajax.
 
Ese dato y el desarrollo del concierto, en cierto modo, me recordó a Usted.
La banda de Rick Davies y John Helliwell, Supertramp, comenzó el concierto de una manera muy desangelada. Despreciaron las formas, las luces y el escenario. Demasiada sobriedad. Como Usted la tiene. Únicamente se preocuparon del fondo. Como Usted.   Incluso el sonido, al comienzo del concierto, fue plano. Como el suyo.
Y, por si fuera poco, faltaba la mano de Dios, la voz de Roger Hogdson.
 
A mitad del concierto, sin embargo, las cosas cambiaron. Davies y Helliwell crecieron, el sonido subió su volumen, las luces parecían fuegos artificiales y las letras volvieron a adquirir sentido.
El público, créame, no echó en falta a Hogdson, eternamente enemistado con sus antiguos compañeros.
Sr. Gómez, los veinte mil que estuvimos en el Palacio de los Deportes recibimos la energía de Supertramp, la banda genuina, y nos  olvidamos de Hogdson, su antiguo líder, que huyó del grupo en 1982.
 
Ahora tiene Usted la oportunidad de ser Supertramp, de mantener el espíritu de grupo y de no entrar en guerras sobre quién es el autor de las canciones.
Quien se escapa una vez, se escapa cientos.
Hogdson ya se escapó una vez y si se diera el caso lo volvería a hacer. Ya sabe lo que tienen las estrellas.
Usted se ha mantenido firme en sus convicciones, como Supertramp, y sabe lo que es llenar un “concierto”. Los VIP´s  suelen llegar tarde, tomarse una copa, o varias,  y salir los primeros.
Y Usted no es de esos. Es de Parla y, posiblemente, su Secretario General y su Ministra llevan mucho tiempo sin pisar una pista de rock. Invítelos.
 
Reciba mis más cordiales saludos.

Alfonso García

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