Ha comenzado a llover. Siempre me dijeron que la lluvia limpia los cuerpos y purifica las almas. Viene a traer sensación de frescura a un ambiente saturado por el calor y la contaminación de un Madrid implacable en verano, sometido a la tortura de la canícula y el abandono de sus habitantes por destinos más placenteros… sólo en verano.
Pese a la lluvia, acompañada de su coral de truenos y relámpagos ávidos de protagonismo en momentos de tiempo cambiante, la sensación es que este largo y cálido verano continúa más de lo que debiese, quizás influido por las tormentas políticas que se han solapado en Agosto. Mes más dado a la apatía en ese ámbito, sólo era violentado por los segundos de a bordo, durante esas semanas al mando del barco y con renovadas ganas de protagonismo mientras cogían moreno junto al mar. Este año las cosas han cambiado.
Pero no se hagan ilusiones. Esto ya no parará. Hemos entrado en el tiempo político por excelencia: las campañas electores, con sus eternas precampañas, y ahora acompañadas de las excitantes primarias, que todo lo llenan y nada parecen solucionar, al menos de momento. Las municipales y autonómicas del año que viene, catalanas para acompañar un otoño caliente junto al Mediterráneo, o las primarias en Madrid como primer plato, forman parte de un menú que puede salirle carísimo al Partido Socialista. Los más duchos en el noble arte del análisis político ya barruntan que además de pagar la cena, puede que también los del puño y la rosa tengan que aflojar el puro y las copas. Así de crítico lo pintan hasta los más devotos de la causa, quién sabe si comenzando el abandono del barco, mientras todavía toque la orquesta.
En Cataluña ningún escenario es bueno para el PSOE. Además de no lograr la victoria frente a CiU – ahora mismo un imposible-, el hecho de que los nacionalistas puedan quedarse a unos cuantos diputados de la mayoría absoluta puede hacer que los años del catalán en la intimidad vuelvan a ponerse de moda. La confluencia de intereses en Madrid y Cataluña para las huestes de Artur Mas y Mariano Rajoy, podría llevarles a una entente cordiale que pondría las cosas todavía más difíciles al gobierno de la nación. Puestos a escribir a los Reyes Magos, y sabiendo de la imposibilidad de ganar, algunos en el PSOE estarían dispuestos a tragar con la mayoría absoluta nacionalista con tal de quitarse quebraderos de cabeza por esa parte y que los populares no tuviesen oportunidad de meter el cazo para rebañar lo que caiga.
Para las municipales y autonómicas tampoco se espera nada bueno, a pesar de que cada plaza será un mundo y algunos bastiones socialistas darán batalla y probablemente mantendrán el poder. Desde Extremadura sólo llegan magníficas noticias, y Barreda en Castilla la Mancha parece tenerlo más controlado de lo que cuentan desde el Partido Popular. Al no presentar candidatos que se visten de torero, los conservadores ganan algún punto en lo que fue – y sigue siendo – el feudo de José Bono, pero todavía no llueve tanto como para ver a Mª Dolores de Cospedal tomando posesión allí. Más se complica el puzzle de Aragón, y en Asturias la izquierda reza a la Santina para que sea Francisco Álvarez-Cascos, con el inevitable recuerdo de Aznar allá por donde trota, quien se ponga al frente de la candidatura de un PP asturiano que moja sus divisiones con sidra mientras desde su sede en Madrid las ven venir. Un clásico, por otra parte.
Con este panorama , los meses siguientes el trabajo en Ferraz será a destajo, dando soporte vital básico a todas sus federaciones empleadas ya en los procesos electorales. Hay gobiernos que mantener, y algunas derrotas que no deben superar el límite de la dignidad. Por eso parece que, pese a la lluvia y su elemento purificador, las primarias madrileñas se están haciendo largas. Demasiado largas. Este proceso de la sensación de ser algo tan democrático y positivo como cansino. Muchos días; muchas declaraciones; tremenda presencia mediática… Y algunas oportunidades para el adversario. Según algunos militantes ilustres, un asunto que hay que terminar ya de la mejor manera posible. Contención de daños tras el experimento fallido.
Las nubes sobre Madrid están siendo un respiro importante para sus ciudadanos, aunque en el horizonte del Partido Socialista se fijen más en las tormentas que traen aparejadas, y en las que puedan venir. De estas últimas sólo se oye un retumbar lejano, pero todo el mundo sabe que, más pronto que tarde, llegarán.
Ion Antolín Llorente