Aunque es estupenda y tentadoramente entretenido escribir de los excesos del movimiento fiscal — ¿en qué momento, desde que Cotton Mather fuera joven, la brujería ha sido tan relevante en el debate nacional? — la actualidad política está en otra parte.
Las últimas semanas han visto cristalizar los problemas Demócratas por todo el país, de formas que el Comunicador Menos Grande ha sido incapaz de evitar. La gente se está alejando en las encuestas de los candidatos Demócratas de estados tales como Pensilvania y Ohio, donde los distritos electorales en el aire amenazan con convertirse en derrotas. Los comicios al Senado en lugares de tendencia Demócrata asentada de Wisconsin a Connecticut pasando por Virginia Occidental están de pronto al alcance de los Republicanos. Esperanzas Demócratas al Senado otrora brillantes como Brad Ellsworth en Indiana se han esfumado de la televisión, a medida que los fondos del partido han huido a campañas con más posibilidades.
El ejemplo más dramático quizá de la tendencia es Ohio, donde logré poner al teléfono al candidato Republicano al Senado Rob Portman, que conducía su caravana de campaña con destino a un mitin en Youngstown. «Tengo bastantes esperanzas», decía, en una subestimación característica de su carácter templado. «Cuando me incorporé a la campaña por primera vez, todo era diferente. En nuestra primera encuesta, febrero del año pasado, íbamos 15 puntos por detrás». Un estudio de la Quinnipiac difundido la pasada semana situaba a Portman favorito con una ventaja de alrededor de 20 puntos.
Hace solamente dos años, tanto Demócratas como Republicanos sospechaban que Ohio se estaba convirtiendo en otro Illinois — otro fortín Demócrata realineado. Los independientes de Ohio se habían alienado de los Republicanos a tenor del gasto público y la ética en la misma medida. Los Demócratas se hicieron con el control de las instancias administrativas clave y añadieron a millones de votantes registrados. Barack Obama se alzó con el estado holgadamente en el año 2008. Hasta en la primavera de este año, Ohio se quedaba rezagado en medio de la bonanza Republicana nacional, con Portman y su rival Demócrata, Lee Fisher, en empate técnico.
Pero los avances Republicanos son ya mayores en Ohio que en el resto del país. El estudio de la Quinnipiac registra la cifra más llamativa con diferencia de las legislativas hasta el momento: el 65% de los independientes con intención de votar de Ohio desaprueban ya la labor de Obama — un margen de rechazo 2 a 1. Obama ha perdido el centro del electorado en el centro de América.
«Los independientes de Ohio siempre marcan la diferencia», decía Portman. «Dieron una oportunidad a la administración, y vieron decepcionadas todas sus esperanzas. Obama hizo campaña con un tono centrista. En lugar de eso, ellos vieron un acusado giro a la izquierda. Déficit elevados. Paro constante en torno al 10%. Una batería de estímulo que no sólo no funcionó, no funcionó y gastó demasiado».
Al mismo tiempo que los Demócratas han decepcionado de manera masiva a los independientes de Ohio, han despertado la intensidad Republicana. En una encuesta, el 75% de los Republicanos de Ohio se describe como «seguros» a la hora de votar, en comparación con el 52% de los Demócratas. Portman — un conservador de los de referencia — informa que el movimiento fiscal de Ohio ha sido «de gran ayuda» en su apuesta al Senado. Al margen de unos cuantos sitios como Delaware y Alaska, los Republicanos y los activistas del movimiento fiscal parecen entenderse bastante bien.
Portman también argumenta que las cosas se están volviendo contra los Demócratas, la sanidad en especial. «He realizado 70 visitas a plantas», me decía. «Es la primera cuestión que la gente me pregunta. Saben que las primas de sus seguros van a subir. Las nuevas obligaciones y los nuevos gastos están generando incertidumbre. El apoyo a la ley de sanidad en Ohio estuvo inicialmente por encima de las cifras nacionales. Ahora está por debajo. Hay una sensación generalizada de que va a dificultar la contratación».
Así que en Ohio, los Republicanos tienen la ventaja de las tres i — independientes, intensidad e ideas. Sume a esto, como ha hecho Portman, una fuerte campaña activista, y un énfasis previsor y escorado en favor de las propuestas de empleo, energías y sanidad, y tendrá todas las causas de la bonanza Republicana.
Ohio, hasta hace poco símbolo del realineamiento Demócrata, se ha convertido en la tumba de los temas de campaña Demócratas. Portman — que estuvo al frente de la oficina de comercio del Presidente George W. Bush y fue director presupuestario — se creía expuesto a los ataques a la era Bush. Pero este argumento Demócrata apela sobre todo a los ya convertidos. Y se vio complicado por un suceso que algunos no anticiparon. Una encuesta realizada a finales de agosto concluía que los electores de Ohio, por un margen 50 a 42, preferirían tener a Bush en la Casa Blanca antes que a Obama.
Mientras la atención de los medios se ve atraída de forma irresistible hacia el aura de excentricidad de Christine O’Donnell, el espectáculo principal de la política estadounidense queda enterrado. El candidato Demócrata de Ohio al Senado está por detrás de Portman un margen que es el doble del de O’Donnell con respecto a su rival Demócrata en Delaware, Chris Coons.
Las esperanzas Demócratas se han agriado de forma generalizada, y será difícil impedir que se corten.
Michael Gerson