“Mañana no será el mejor día de la legislatura pero si hemos salido vivos del 12 de Mayo, la huelga no nos va a tumbar”. Así se explica un destacado miembro del Gobierno que aún entendiendo que hay mucha, “muchísima gente” muy enfadada y desesperanzada cree que “lo peor ha pasado y precisamente por ello hay que mantener la estrategia de las reformas aunque muchos ciudadanos ni las comprendan ni las compartan”.
La fecha del 12 de Mayo, día del famoso decreto del tijeretazo, está grabada a fuego en la memoria del Ejecutivo y, desde luego, en la de su Presidente que por entonces pasó los días más duros de la presente legislatura. Superadas aquellas semanas y pese a la opinión pública y publicada según la cual Zapatero se está suicidando y el postzapaterismo ya ha comenzado, los cuatro millones de parados y las aguas que han comenzado a agitarse en el PSM, nada parece hacer mella en Moncloa. Quienes han despachado y despachan con cierta frecuencia con el Presidente aseguran que “está muy bien, muy convencido de lo que hay que hacer y muy entregado a solucionar la crisis que es realmente su prioridad”.
En Moncloa preocupó mucho más la famosa reunión del ECOFIN del pasado mes de Mayo que la huelga de mañana. De aquella reunión tanto Zapatero como Salgado volvieron noqueados y ante esta huelga están todos tranquilos deseando, eso sí, que bajo ningún concepto se produzcan actos violentos y que “el derecho a la huelga sea ejercido de manera democrática”. Al plantón de ayer de los sindicatos a la vicepresidenta económica no quieren darle mayor importancia en la convicción de que lo importante es el día después. Ese día para el que Zapatero les ha invitado al diálogo pero que si se reanuda no será ,ni mucho menos ,de manera inmediata. En la estrategia sindical está el mantener un cierto nivel de movilización a lo largo de los próximos meses y en la del Gobierno mantenerse firme en las políticas emprendidas y en nuevas medidas que comenzarán a fraguarse, en función de la situación, en los dos primeros meses del 2011.
No es de extrañar que el Gobierno no esté preocupado. Para huelga de verdad la que le hicieron a Felipe González. Lo de mañana será otra cosa. En la calle no se percibe un ambiente de movilización y los sindicatos que ejercen su derecho al convocar una huelga general deben estar preocupados no tanto por el umbral de seguimiento como por su propio prestigio y poco prestigio aporta al sindicalismo en el siglo XXI que en Murcia, por ejemplo, se haya organizado un piquete de 4.000 personas para recorrer el centro de la ciudad o que en Madrid se haya anunciado que no se van a cumplir los servicios mínimos por excesivos. Madrid es uno de los grandes escaparates y aunque los servicios mínimos hubieran sido otros, el incumplimiento de los mismos parece que está en el guión.
Con toda seguridad se producirán incidentes que de antemano hay que rechazar y condenar. También con toda seguridad hay gente que de buena fe y con convicción asistirá a la huelga. El Gobierno, con una firmeza impuesta y quién sabe si impostada, seguirá tranquilo y el día después la melancolía se adueñará de muchos ánimos. El otoño caliente comienza y acaba mañana y Zapatero lo sabe.
Charo Zarzalejos