sábado, septiembre 21, 2024
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Debates para una huelga

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El 29-S ofrece ya nuevos argumentos. Más allá de las cifras, de ponerse a prueba el civismo de una sociedad que debe combinar el derecho al trabajo y a la huelga, arroja ya un primer balance: el debate sobre el descontrol del número de liberados sindicales –impulsado por la presidenta de la Comunidad- y el ofrecido en la víspera de la HG por el representante de CCOO de Madrid, Javier López. Sostiene el líder sindical que “el derecho a la huelga prevalece sobre el del trabajo en el día del paro”. Polémicas que se discuten libremente y quedarán para la reflexión tras esta huelga general.

La cuarta huelga general de la democracia cuestiona también los ‘deberes’ de empresarios, sindicatos, Gobierno y oposición y suscita la inquietud. Entre las fuerzas sociales, sobre si han preservado los derechos del trabajo y de huelga; entre los partidos, por la falta de sinceridad sobre las reformas. Sin un análisis común, la contradicción entre los derechos laborales y los nuevos modelos de producción cabalga sobre el vacío.

Pero la HG del 29-S gira sobre sí misma desde la raíz sindical a la cohesión política, en medio de una grave crisis que registra el mayor número de parados de nuestra historia reciente. El pulso de Madrid desplaza la protesta sindical contra el Gobierno por la reforma laboral a un movimiento contra “la derecha”. Las reiteradas críticas de dirigentes socialistas y miembros del Gobierno al PP, como enemigo de los sindicatos, orientan la protesta contra el partido de la oposición. En ello abunda la carta abierta de 15 parlamentarios socialistas (incluido su portavoz en el Congreso), titulada “La derecha contra el movimiento sindical” (El Mundo, 28/9/10). Aún más, la alusión reciente de la Vicepresidenta Primera del Gobierno sobre “las fauces del lobo feroz” que exhibirían los miembros del PP en la discusión sobre la función sindical.

Y se enfoca la huelga sobre el pulso de Madrid. Sin acuerdos sobre los mínimos decretados por la Comunidad de Madrid, el dirigente ugetista José Ricardo Martínez advierte: “No los vamos a cumplir, no sé si ha quedado claro. Lo que no pactamos no cumplimos y no nos responsabilizamos de las consecuencias”. Lenguaje bronco, ajeno al de los primeros líderes sindicales que construyeron, también, la democracia. Veteranos luchadores que no pueden abstraerse de este giro. Porque no pueden atribuir –sólo- a la socialdemocracia la crisis de la izquierda en Europa por haberse “asimilado” al liberalismo. La mera trinchera sin nuevos debates arrincona el futuro. Bienvenidas las controversias sobre los viejos tabúes. Aunque sólo sea por los millones de parados y otros empleados en precario que miran a la HG como las vacas al tren.

Chelo Aparicio

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