Cuando hace unos días el señor Botín, presidente del Santander y uno de los hombres con más poder de verdad de España, se dejó fotografiar, sonriente y cercano, junto a Mariano Rajoy algunas luces se encendieron . Unas de entusiasmo y otras de preocupación. La foto en cuestión tiene su aquel. Botín es único para detectar donde está o donde ha dejado de estar el poder. Es una brújula a la que muchos están siempre atentos.
El olfato de Botín se ha visto corroborado por la encuesta publicada por La Vanguardia que sitúa al Partido Popular a muy escasa distancia de la mayoría absoluta. El trabajo ha sido realizado por Julián Santamaría que como todo el mundo sabe no es militante del PP y si un buen sociólogo. Siempre sus trabajos han sido los que más se han acercado a la realidad. La citada encuesta se ha realizado una vez que la opinión pública ya ha digerido el cambio de Gobierno, un cambio que todo apunta a que tendrá un muy escaso recorrido. Es verdad que está sirviendo para preservar al presidente pero da la sensación de que el “soufle” inicial se ha ido apagando.
Antes de viajar a Pontevedra a pasar este largo fin de semana, Mariano Rajoy dejó hecha una amplísima e interesante entrevista a El País. Al margen del juicio que pueda merecer la entrevista en cuestión, lo más llamativo es la extensión de la misma. Nada menos que cinco páginas. Los que estamos en este oficio sabemos muy bien que cinco páginas no se dan a cualquiera. Se dan al que está en el poder o al que se le reconoce poder aunque no gobierne. Y en este segundo apartado está Mariano Rajoy, al que las encuestas le otorgan un poder que va más allá de los diez millones de votos obtenidos en las últimas generales. La expectativa de poder puede llegar a ser tan sugerente como el poder mismo.
En el PP se hace acopio de todas estas señales, que no son señales del más allá, sino del más acá, todas ellas medibles y contrastables. Son señales que colocan al Partido Popular en la mejor de las situaciones posibles para llegar a La Moncloa y que adquirirán todo su valor cuando la realidad no las desmienta. Para ello Rajoy hoy se va a Cataluña y allí estará muy a menudo. Y de Cataluña sabe dos cosas: que en autonómicas van a mejorar resultados aunque no puedan tirar cohetes y que en generales, el PSC “ni de broma” va a obtener los 25 escaños que en las últimas elecciones fueron determinantes para el triunfo de Zapatero. En la gestión inteligente de todas estas señales estará el triunfo de Rajoy que como primera medida ha decidido no contestar “las gracietas” de Rubalcaba. Rajoy se ha dicho a sí mismo “tú a lo tuyo, Mariano” y en eso está que no es poco.
Charo Zarzalejos