Una facción del Partido Popular de Valencia presiona cada vez con mayor intensidad para que Francisco Camps sea proclamado candidato a la Generalitat antes de las Fallas, es decir a dos meses de la celebración de las elecciones autonómicas. Las encuestas le son muy favorables al actual presidente del Gobierno valenciano, pese a los estragos que hace en la opinión pública el escándalo del caso Gürtel. La Fiscalía acaba de apremiar al magistrado instructor José Flors para que se abra juicio oral, y después de enumerar en su escrito los regalos recibidos por Camps lo acusa de un delito continuado de cohecho y le pide una multa de 41.250 euros.
La fatalidad ha querido que el calendario se vuelva también contra el líder del PP valenciano que pudiera estar procesado en plena campaña electoral, si como es probable la Sala lo llama al banquillo antes del 22 de mayo. Sería la primera vez en nuestra historia democrática en la que un aspirante a presidir un gobierno regional tuviese que repartir su tiempo entre los mítines y las sesiones de la vista judicial, lo que es seguro que pone los pelos de punta a los responsables de Génova.
El caso lleva rodando en los Tribunales desde hace dos años, debido entre otras razones a que el Supremo no aceptó el archivo de la causa decretada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Valencia, cuyos magistrados debieron ponerse de nuevo manos a la obra atendiendo a los requerimiento del órgano principal. El TSJ está ahora presidido por Pilar de la Oliva, en sustitución del que lo era entonces, José Luís de la Rua.
La defensa de Camps no ha parado de recurrir a todas las artimañas a su alcance para retrasar el proceso, y seguramente aun se guarda alguna carta en la manga a los efectos de impedir que sea citado a juicio antes de la fecha de los comicios. Sin embargo, el magistrado instructor dio por concluido el sumario a finales de enero, y tras el informe de la Fiscalía Anticorrupción le toca ahora el turno a la acusación del PSOE valenciano y por último entregarán sus escritos las defensas.
¿Hay tiempo? Pues depende de quien lo mida. El caso es que la espada de Damocles pende sobre Camps y por extensión sobre la cúpula del PP. Sería muy difícil de soportar, en términos políticos, esa posibilidad: el candidato procesado de mitin en mitin después de acudir a la sala de vistas. Tan indeseable escenario ha venido a amargarle a Mariano Rajoy el excelente sabor que le había dejado la reciente encuesta del CIS (diez puntos por encima del PSOE si hoy se celebrasen elecciones generales). Pero a nadie sensato de la dirección de Génova se le oculta que el riesgo de proclamar a Francisco Camps candidato antes de las Fallas podría ser un suicidio para la imagen del partido, si es que la causa no se archiva y se señala el juicio dentro de los sesenta días que restarían para las autonómicas.
Un cambio de candidato no parece entrar en los planes de Mariano Rajoy que repetidamente, y en ocasiones de manera innecesaria, ha confirmado que no hay más nombre que el de Camps. Por otra parte, el presidente de la Generalitat ha jugado hábilmente a que no surgiera en su entorno un posible aspirante, que de existir en la mente de Rajoy tendría que ser promocionado a toda prisa y sin la seguridad que los sondeos le dan al actual jefe del PP valenciano. Toda una novela de intriga para la que nadie tiene respuesta, de no ser, como parece, que se decida continuar con Camps, y que salga el sol por Antequera.
Francisco Giménez-Alemán