Llevamos ya unas cuantas sesiones de control en las que el salón de plenos del Congreso se parece cada día más a un ring en el que se libra un espectáculo de boxeo. En este caso de boxeo dialéctico que llega a provocar una pizca de mal cuerpo, sobre todo cuando en la batalla se abordan, aunque sea de manera indirecta, asuntos tan delicados como el del terrorismo, o se exagera más allá de lo necesario el papel de cada cual.
Que el asunto del chivatazo a ETA, denominado asunto Faisán, esté en los tribunales es un triunfo del estado de derecho, una garantía de que aquello que se sale de la ley acaba siendo visto por la justicia. El asunto está en manos de la justicia y ahora ya nada ni nadie puede interferir en ese camino. Da igual lo se hable del asunto Faisán en el Congreso. El juez tiene sus protocolos, ha tomado sus declaraciones, prosigue con sus investigaciones y al final se sabrá todo.
Siendo como es un asunto de los que se considera “delicados” en la medida que afecta a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y, desde luego, a sus mandos profesionales y políticos, parece que va siendo hora de que el PP y, en concreto, el señor Gil Lázaro, dé por concluido su papel. Como oposición está en la obligación de preguntar y de inquirir pero una vez que el asunto está en manos de la justicia, insistir en actuar como si nada hubiera pasado, como si ya la justicia no estuviera manos a la obra, no sólo no aporta nada sino que además desgasta a quien persiste en jugar un papel ya gastado. Ningún posible exceso del señor Gil Lázaro justifica, sin embargo, que el ministro Rubalcaba le responda poniendo en duda su satisfacción por el declive de ETA. Entre demócratas no cabe semejante respuesta.
Nos merecemos saber lo que ocurrió y el juez trabaja en ello. Y nos merecemos también una pizca de sosiego en medio de tanta crisis. Estamos en vísperas electorales y tanto PP como PSOE han agarrado presa. El primero con el fraude impresentable de Mercasevilla y el segundo, el PSOE, con la trama corrupta de Gürtel y que se saquen los colores por ello, pero que no manoseen nada relacionado con ETA, la Policía y la Guardia Civil. Que el juez investigue, que los culpables, cuando haya sentencia, paguen y, mientras tanto, mejor gastar energías en abordar los problemas que preocupan y ocupan a los ciudadanos. A nada que se les escuchara nuestros políticos se darían cuenta de lo alejados que están del ring de los miércoles en el Congreso.
Charo Zarzalejos