La extraordinaria escritora Soledad Puértolas afirmó en cierta ocasión que las mujeres, hoy, nos tenemos que acostumbrar a vivir suspendidas en todo. Y no le falta razón porque se refería a las mujeres trabajadoras que, afortunadamente, cada día son más en todo el mundo incuso en situación de crisis.
Tiene razón Puértolas. Querer ser todo a la vez es casi un acto heroico que sólo se consigue a base de un esfuerzo supremo y no siempre con los resultados anhelados. Ser mujer, trabajar y además ser madre es aceptar que la casa no está ordenada, que casi siempre falta algo en la nevera, vivir con una pizca de mala conciencia porque se tiene la sensación de que nunca se está en donde se debe estar en el momento que se debe estar, comprar deprisa y corriendo un vestido para salir del paso, cancelar una y mil veces la cita con el médico y, desde luego, la peluquería.
Este trajín es un logro, un gran logro aunque ello suponga dejarnos la piel a tiras. Pero no siempre ha sido así y, desgraciadamente, no es para todas las mujeres así. Son miles las mujeres que renunciar a tener hijos por pánico a perder el trabajo. Miles las que después de cuidar a sus hijos en práctica soledad, asumen el cuidado de sus padres. Miles las que se levantan de madrugada y después de un largo trayecto acuden a un trabajo precario y mal pagado pero es lo único que tienen. Miles las que aguantan en silencio por miedo y por sus hijos, los malos tratos de quien dice quererla y miles las mujeres en todo el mundo que aún son consideradas como un mueble. Son pocas las mujeres que realmente manejan poder y son muchas más las que aún ni intuyen qué es eso de la libertad, la autoestima, la independencia de acción y de criterio.
Hoy que es nuestro día lo celebraremos, las privilegiadas que tenemos hijos y trabajo, con el trajín habitual. Se hablará mucho de nosotras y en la actual situación hay que hacerlo de manera especial. En nuestro país los males se han feminizado. La pobreza se ceba en las mujeres, el alcoholismo ha comenzado a hacer mella de manera elocuente y raro es el día que no tenemos la trágica noticia de un asesinato, el paro tiene rostro de mujer… La sociedad debe cuidar a sus mujeres. Las sociedades que no lo hacen son sociedades sometidas en las que la libertad y los derechos humanos brillan por su ausencia para todos y sólo cuando las mujeres se rebelan y participan de manera directa, las sociedades avanzan.
Rara es la fecha del calendario en la que no se celebra el día de… Mientras haya una sola mujer vilipendiada, maltratada, abandonada es obligado mantenerla en el calendario.
Charo Zarzalejos