La alta política se esfumaba en los pasillos, despachos y hospitales y la tensión desapareció por las rendijas. Así que el hemiciclo dio paso a los debates tangibles, algunos de los que esperan muchos ciudadanos para resolver sus aspiraciones, como las medidas contra la exclusión de discapacitados o las becas a los universitarios. Pero el pleno del Congreso no hacía honor a su nombre, un mar de butacas vacías fue el decorado de las proposiciones humanitarias.
Es verdad que el debate destilaba consenso, apenas unas puntualizaciones de cada grupo a las propuestas planteadas. En tal ambiente, sonaba incluso reiterada la apelación de Jordi Janet, de CiU, a buscar unanimidad en la reforma de la Ley del Jurado para limar las absurdas exclusiones a los discapacitados físicos. El propio diputado popular, Francisco Bañó, desde su silla de ruedas se mostró convincente al defender la reforma que cuenta, dijo, con el respaldo del CGPJ.
Tarde serena aunque algo vacía. Jordi Janet se arrancaba con solemnidad: “como legisladores estatales que somos…”. El turno llegó después para Carmen Muñoz, socialista, quien defendió otra proposición para impulsar al menos de forma simbólica las ayudas a las becas universitarias. Defendió bien la fortuna de los universitarios para acceder a un Erasmus y edulcoró sin embargo los resultados de las Séneca.
Fue Adolfo González Rodríguez, diputado del PP, quien se esmeró en los datos. La dotación de las becas universitarias apenas habían crecido (están en un 0,08% de PIB) frente al 0,25% de la media de los países de la OCDE. Dijo que la acogida de las becas Erasmus es muy buena, con una cobertura que alcanza a casi 30.000 alumnos, mientras que en las Séneca apenas se mantiene en poco más de 2.000. Nuestros universitarios no sienten el estímulo de cambiar de ciudad, sin marcharse del país. Buen talante en el debate, aunque el PP, señaló Adolfo González, no pudo respaldar la proposición socialista en la que se incluye el posible cuestionamiento de la competencia estatal. Algo de ello habló después con Rosa Díez, quien respalda que la competencia no pase a las comunidades.
Los políticos son humanos. Hablan de becas, de medidas contra las barreras a los discapacitados y sienten la enfermedad de los adversarios, al menos mientras se mantiene el impasse. Otra cosa es la eficacia, o la impotencia que deben sentir, cuando llueven bombas sobre quien aspira a derrocar a un sátrapa, en un lugar del Mediterráneo.
Chelo Aparicio