Como una maldición bíblica que impusiera una guerra en cada década, Obama y Zapatero ya tienen la suya y no se trata, es verdad, de una guerra heredada como la de Iraq y Afganistán. Es propia y ambos lo han decidido voluntariamente, pero con una resolución de Naciones Unidas en la mano y, por lo tanto y por lo que nos afecta a los españoles, dentro de la legalidad internacional y nacional. Es verdad que, en nuestro caso, por primera vez en democracia, se realiza sin la autorización previa de las Cortes al utilizar la Ley Orgánica de Defensa Nacional, que permite esta circunstancia siempre que la decisión tomada por el Gobierno sea ratificada después. No parece que vaya a suceder lo contrario por lo que la acción está rodeada de legitimidad. Además resultaría muy difícil de explicar que, aquellos partidos que aprobaron la citada ley en 2005, hubieran salido hoy criticando la posición del ejecutivo en el conflicto.
Con la gestión tan nefasta realizada por Zapatero en esta legislatura, se va a despedir con una decisión valiente y basada en la solidaridad y defensa de la vida y los derechos humanos, aunque eso signifique enviar aviones y barcos de guerra a Libia.
Es de agradecer el silencio que, por sentido de responsabilidad, ha mantenido el PP cuyo líder, Mariano Rajoy, fue informado en todo momento por el presidente Zapatero. Y también es de agradecer que ningún miembro del Partido Popular haya picado el anzuelo lanzado por varios medios de comunicación -algunos de prestigio centenario- que en, una burda manipulación, han tratado este fin de semana de hacernos creer que la fotografía de Zapatero con Sarkozy era similar a la del “Trío de las Azores” y que el presidente había abandonado su “traje de pacifista”. Parecen olvidar estas opiniones que Bush, Blair y Aznar sí que patrocinaron e iniciaron una guerra ilegal e inmoral basada en mentiras. Solo en mentiras como se ha encargado de demostrar la historia de estos ocho años.
Y sin que nadie del PP haya picado, parece impropio que, con su experiencia, sí lo haya hecho el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco. Podía haber cerrado la boca, pero en un calentón de mitin preelectoral y tirando de manual de campaña, en un “aviso a navegantes”, ha dicho que en Libia «no hay foto de las Azores, sino una resolución de la ONU, ni hay mentiras, sino violación masiva de los derechos humanos» .
Es verdad, por que estamos hablando de una medida legal y sujeta al derecho internacional para frenar la represión de Gadafi contra su propio pueblo, por mucho que algunos carroñeros quieran manipular la realidad y las fotos.
Mejor habría sido callar, no vaya a ser que alguien piense que Blanco estaba haciendo bueno el dicho de “Excusatio non petita, accusatio manifesta”. No era necesario.
Editorial Estrella