Pido perdón por la frivolidad, pero he ganado una cena a un colega que estaba convencido de que Sortu podría acudir a las elecciones del 22 de mayo. Lo celebraremos en uno de los excelentes restaurantes vascos de Madrid y brindaremos, cómo no, con chacolí.
La noticia de la Sentencia de la Sala del 61 del Tribunal Supremo que impide a Sortu inscribirse en el Registro de Partidos Políticos, ha sido recibida con satisfacción tanto en el Gobierno como en el PP, y estamos seguros de que por una inmensa mayoría de la opinión pública española. A Batasuna sólo le quedaba disfrazarse de lagarterana para intentar dar gato por liebre. La sentencia viene a reafirmarnos a los demócratas en que la izquierda aberzale no tiene otro camino que pedir a sus hermanos de ETA que renieguen de la violencia y entreguen las armas. Millones de españoles no vemos otra solución para que Sortu (antes Batasuna) pueda reintegrarse a la política en el Estado de derecho.
Las reacciones no se han hecho esperar, y las que aun no han aflorado darán la cara este fin de semana en el País Vasco de la mano de los cachorros terroristas agrupados en la Kale borroKa. Por lo oído hasta el momento el Estado de derecho ha ganado por amplia goleada en la Sala del 61, pese a los muy respetables tres votos particulares cuyo contenido conoceremos cuando se haga pública la Sentencia.
Habrá que esperar ahora a que Sortu/Batasuna mueva pieza y se despeje finalmente si los cómplices del terrorismo durante cerca de novecientos asesinatos tienen alguna carta en la manga en forma de Plan B. Todo es esperable de quienes saben burlar el derecho con tan acreditada habilidad y ponen en práctica el fraude de ley cada vez que pintan bastos. Pero Sortu/Batasuna tiene otra posibilidad al alcance de su mano: la de lograr que ETA abandone la lucha armada, de manera verificable y sin trampas, y volver asolicitar su legalización en vísperas de las elecciones generales de la primavera de 2012. Un año por delante para convencer a la organización terrorista de que no hay otra solución; que ni el TS ni nadie en España se traga ya sus añagazas para aparecer de limpio cuando amparan a quienes tienen todavía las manos manchadas de sangre inocente.
La normalización de la vida política en Euskadi, y por ende en toda España, no admite atajos. Y es lo que deseamos millares de ciudadanos, pasando así página de un capítulo de nuestra historia reciente que será señalado con piedra negra.
A la alegría –legítima alegría- que hoy nos invade a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hay que anteponer la sensación de júbilo y de seguridad jurídica que desborda los sentimientos de las víctimas del terrorismo que se ven así moralmente resarcidos de sus sufrimientos, al tiempo que se hace justicia a la memoria de tantos seres indefensos salvajemente asesinados a lo largo de cuarenta años.
Laus Deo.
Francisco Giménez-Alemán