Martín Lutero clavó sus tesis en la puerta de Wittenberg. Los legisladores Republicanos advenedizos prefieren la cinta de carrocero.
Un grupo de congresistas en su primera legislatura manifestaba su madurez legislativa el miércoles anunciando, en rueda de prensa en los exteriores del Capitolio, que querían trasladar un mensaje al líder de la mayoría en el Senado Harry Reid. Pero en lugar de enviarle simplemente un correo electrónico o llamar a un mensajero, los legisladores desfilaban en la escalinata de la fachada Este y se plantaban en un acceso para grandes ocasiones que se utiliza pocas veces.
Al ser un acceso para ocasiones especiales, estaba cerrado — de manera que los legisladores advenedizos utilizaron dos tiras de su cinta aislante para pegar el escrito, metido dentro de un gran sobre para documentos oficiales con las palabras «SEÑOR REID» de 10 centímetros escritas a mano.
«Desempeñamos nuestro deber en la Cámara de Representantes», anunciaba la Congresista Vicky Hartzler, R-Mo., miembro de la brigada de la cinta aislante. «Avanzamos una propuesta que recortará 61.000 millones de dólares… y aun así el Senador Reid ni se molesta en, estoooo, contemplarla. Eso es negligencia del deber».
En realidad, congresista, la negligencia que cometió Reid puede presentar la propuesta en el pleno del Senado — y fue tumbada, 56 a 44.
¿Negociarán entonces los novatos un compromiso que pueda superar el trámite del Senado? No señooooooor. «No nos vamos a conformar con la estrategia salomónica», anunciaba la Congresista Martha Roby, R-Ala., otro miembro de la banda de la cinta de carrocero.
Contemplando a los legisladores novatos desfilar por las escaleras del Senado, no pude evitar sentir pena por el portavoz de la Cámara John Boehner. Los Republicanos novatos le ponen en una posición en la que no puede aceptar un sí.
Su dirección había propuesto originalmente recortes de 32.000 millones en el ejercicio presupuestario actual — recortes que Reid llamó «draconianos» e «impracticables». Ahora, en negociaciones a puerta cerrada, los Demócratas ofrecen a Boehner más de 30.000 millones en recortes. Pero él no puede aceptar la oferta porque sus Republicanos advenedizos, que obligaron a los líderes del partido a elevar los recortes contenidos en su anteproyecto hasta los 61.000 millones, no le van a tolerar «el reparto salomónico».
Como informaba mi colega Paul Kane, los líderes Republicanos de la Cámara han empezado a entablar diálogo con los Demócratas moderados con la esperanza de cerrar un acuerdo de manera que no necesiten los votos del comité de los de la cinta aislante. Comprensiblemente, Boehner se encuentra sometido a una gran tensión.
«Tramite eso de una vez ya» gritó al micrófono tras abandonar la reunión la mañana del miércoles de la representación Republicana de la Cámara en los sótanos del Capitolio.
Boehner dirigía su exigencia a Reid – parte de una iniciativa destinada a poner a los Demócratas del Senado al pairo por la probable clausura de la actividad pública por falta de fondos cuando la resolución presupuestaria extraordinaria en vigor expire el día 8 de abril. Pero Reid ofrecía a Boehner un falso pésame en el pleno del Senado. «Es evidente que tiene entre manos una situación difícil», decía Reid. «No le envidio».
Reid puede permitirse estar tranquilo. El sondeo de marzo Washington Post-ABC News concluye que la opinión pública culpará a los Republicanos de la clausura de la actividad pública antes que al Presidente Obama, 45% frente a 31%. Hace sólo un par de semanas, estaban en empate.
Para superar esto, los líderes Republicanos de la Cámara anunciaban una solución novel: se saltarán la Constitución para que la Cámara decrete una ley sin el acuerdo del Senado.
El secretario de la mayoría Eric Cantor, al anunciar esta «Ley de Prevención de la Clausura de la Actividad Pública por Falta de Fondos», decía a la prensa que si el Senado «no actúa, la H.R. 1» – los 61.000 millones de dólares en recortes escogidos por los Republicanos advenedizos — «pasa al boletín». ¡Tal cual!
Tras varias preguntas acerca de su propuesta, Cantor admitía que para que funcione su plan, el Senado primero tendría que acceder a rendir sus competencias constitucionales.
Esto parece improbable — pero tal vez no menos que persuadir de cambiar de opinión a los legisladores de la cinta aislante. El congresista Rich Crawford, R-Ark., organizador de la concentración el jueves del colectivo Patriotas Fiscales, decía que «el fallo del Senado a la hora de actuar redunda en que no se adoptan medidas en el Senado», mientras señalaba un cartel que mostraba un gran cero.
Un periodista preguntaba si no tendría más sentido alcanzar un compromiso en esto con los Demócratas y pasar a otros asuntos de mayor repercusión de cara a la deuda federal.
«No», respondía Crawford.
Si queda algo de cinta aislante, puede que Boehner quiera ponérsela a sus legisladores novatos en la boca.
Dana Milbank