La información que difundió la Cadena SER, y que recoge Estrella Digital, respecto a la reapertura del tercer caso de los espías de Madrid, no puede más que llevarnos a la más honda preocupación. Pero, como puede imaginarse, no por la reapertura, lógicamente, sino por el archivo que tuvo lugar en su día.
Según el auto de la Audiencia Provincial de Madrid, «hay que agotar la investigación, que los hechos pueden ser constitutivos de infracción penal…” y, además, entre las diligencias pendientes está que los concejales que denunciaron el presunto caso de corrupción declaren en sede judicial.
Pero, ¿Cómo puede haber tanta disparidad de criterio entre los jueces? ¿Cómo es posible que se de por cerrado un caso sin haber investigado y sin haber tomado declaración a los denunciantes que más tarde fueron espiados?.
Demasiadas incongruencias que no deberían dejarse pasar por alto. El Consejo General del Poder Judicial debería buscar explicaciones y darlas a la opinión pública de por qué se archivaron estos casos de los espías y se reabre ahora con unos argumentos ciertamente graves.
Al menos el ciudadano común no lo entiende.
Como tampoco se entiende que la Presidenta de la Comunidad de Madrid y su consejero portavoz, guarden silencio tras las denuncias de los dos exconcejales de Majadahonda a quienes después expulsaron del partido.
Otra espiada, según la información de Estrella Digital, la diputada popular Carmen Rodríguez Flores, tras pedir amparo a Esperanza Aguirre lo único que encontró fue el desamparo y quedar fuera de las listas de la Asamblea de Madrid.
Aludía metafóricamente Pedro Blanco en su columna a los malos olores que salen del frigorífico de la Comunidad de Madrid. Tiene razón, cada vez que se abre, casi siempre por orden del juez y no voluntariamente, huele peor.
Alfonso García