Hace casi un mes, el pasado 14 de Abril, Estrella Digital titulaba su editorial: “¿Para qué sirve el Tribunal Constitucional?”. Lo hacía a propósito de la liberación del etarra Troitiño. Hace unos días, ese mismo T.C. ha legalizado, incomprensiblemente, a la coalición Bildu, aunque aceptemos la sentencia.
Pero como, en cumplimiento de la ley, los etarras siguen saliendo de la cárcel porque España es un Estado de derecho, la prueba de esa incomprensible legalización de Bildu ha llegado con la liberación del etarra Andrés Errandonea.
El etarra Andrés Errandonea, al salir de la cárcel, se ha fotografiado orgulloso con una pancarta de Bildu, para dejar claro a todo su mundo abertzale a quién votarán cuando voten a Bildu. Y esa imagen ha herido a todos los españoles de bien en lo más profundo.
En Estrella Digital nunca hemos defendido las tesis del Sr. González Pons en su “butade” sobre esa legalización de Bildu de hace unos días. Aquello de “Con escolta y buen sueldo, es muy fácil decir que Batasuna se presente y quedar de demócrata mundial, pero después hay que ir allí al País Vasco a defender la democracia en los pequeños pueblos. Los seis magistrados del Tribunal Constitucional que han permitido que los herederos de Batasuna estén presentes en los ayuntamientos tienen buenos sueldos, cómodos asientos, coche blindado y escolta», no es más que una declaración mitinera, impropia del portavoz de un partido serio como es el PP.
Pero tampoco entendemos que don Pascual Sala, Presidente del Tribunal, ahora, de Tribunales nos quiera dar un lección, más tenebrosa que magistral, al decir: «Cuestionar la independencia del Constitucional es atentar contra lo más sagrado». Nadie atenta contra el Tribunal Constitucional al criticarlo. Si su sentencia es criticable, se critica. Y esa crítica, Sr. Sala, es constitucional.
Puestos a elegir, este periódico está también más cerca de la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, en estos momentos, que de nadie. La señora Pedraza, con la indignación propia del momento, ha dicho: “No he sentido tanto dolor como esa noche en la que el Constitucional dejó a Bildu entrar en las elecciones. Sentí que nos habían matado a todos”.
Pero la pregunta es: ¿hay que quedarse con los brazos cruzados ante la prueba fehaciente de que Bildu es Batasuna?
El orden de los factores no altera el producto, pero el Gobierno, la Fiscalía General del Estado, la Abogacía del Estado, el PSOE, el PP o, incluso, el propio Tribunal Constitucional -da igual quien tome la iniciativa-, tiene que intentar parar tanto desatino y tratar de deshacer el insulto que supone esa imagen de Errandonea y Bildu.
De lo contrario, que la Historia se lo demande.
Editorial Estrella