No es serio. Este movimiento del 15 M no es serio. No es nada. Es un movimiento popular contra la oposición. Lo que no deja de ser increíble. Un hecho único en la historia de las revoluciones. No piden la dimisión del Gobierno ni van a La Moncloa, se manifiestan frente a un Gobierno Regional de signo contrario. Y lo más penoso es que suenan a Mayo del 68. De 1968. Del Siglo Pasado. Antiguos. Sus lemas son los mismos de hace 40 años. Sus pancartas son las mismas. Sus ganas de subvertirlo todo son iguales. Pero ya estamos en el Siglo XXI y en España hay democracia.
Durante el día, la concentración de gente se limita a un grupo de personas de un movimiento asambleario, trasnochado, muy propio de esa izquierda que anda buscando su propia sombra. Durante la noche, en cambio, la Puerta del Sol se llena de manifestantes. Pero están allí como si fuese Año Viejo. De gente que va a dar unas voces, a apoyar una extraña utopía ácrata pero que se van después a casa a dormir en cama mullida.
Y esta es la realidad. Allí hay una izquierda, representada por IU y gente a su izquierda, que necesita agitar a los jóvenes para que vayan a votarles porque han comprobado que no van a votar al PSOE. Lo demás es confusión. Un clásico de Agiprop con unas dimensiones colosales porque ha repercutido en todo el mundo. Porque junto a ellos hay una gran cantidad de jóvenes que van allí porque hay movida. Y gritan y cantan y no sé cuantas cosas más porque ‘Aman a Laura’. Porque es divertido.
Reconozco que también hay gente en paro que, desesperados, creen que las hadas madrinas existen porque no les queda otra cosa en la que creer. Pero esa no es su guerra. Ahí no le van a dar trabajo ni esa izquierda tiene posibilidades de hacerlo.
Debo reconocer que pensaba que este ‘movimiento’ era otra cosa. Algo serio. Incluso, complicado. No es nada. Se disolverá como un azucarillo en un café cuando pasen las elecciones. Y eso que, posiblemente, aún quieran montar un pollo el Día de Reflexión. Es muy propio de la izquierda perdedora. Ya lo ha hecho otra vez en España. Necesitan despertar a sus votantes como sea y para ello no hay nada como la agitación y la propaganda. Aunque su legalidad sea cuestionable.
Lo único salvable es que le han recordado a los políticos en general que existen cinco millones de parados y una generación de jóvenes casi perdida.
Pinocchio