domingo, noviembre 24, 2024
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Jorge Valdano

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Jorge Valdano ha sido cesado como Director General Deportivo, Adjunto al Presidente y portavoz del Real Madrid. Hasta aquí la noticia. Una noticia, por cierto, que no debería ser tomada muy en cuenta porque Valdano ya es la cuarta vez que sale zumbando del Real Madrid pero, muy al contrario, está arrasando en los medios de comunicación y en las redes sociales y merece que me sume a ellos.

No voy a entrar en la labor de Jorge jugador porque yo respeto mucho a los campeones del mundo y Valdano lo fue. Tampoco hablaré de su trabajo como entrenador porque, después de todo, hizo campeón de liga al Madrid, aunque ya apuntaba maneras. Pero como directivo o, mejor, como gestor del Real Madrid en las dos etapas florentinas, sí tengo mucho que decir porque su capacidad para la milonga puede llegar a ser infinita.
Valdano es uno de esos tipos que trabaja poco pero aparenta que trabaja mucho gracias a su proverbial verborrea. Porque, guste o no, su trabajo en el Real Madrid se limitaba a ser, simplemente, un cargo en una tarjeta de visita pero con un sueldo como si los goles del equipo fuesen suyos. No hacía otra cosa. Es verdad que siempre daba la cara en los malos momentos, pero entre su facundia y la bula que tenía -y creo que sigue teniendo- en la mayoría de los medios de comunicación siempre terminaba yéndose de rositas.

A Florentino, hombre de ciencia, esa palabrería le cautivaba. Nadie como Jorge le sacaba de apuros ante la prensa y, en definitiva, ante los aficionados con tanta brillantez y eso para él era suficiente, aunque Valdano le cobrase las palabras a precio de oro.

Pero parafraseando aquella vieja canción de Carlos Puebla y los Tradicionales, en eso llegó Mourinho. Llegó el portugués y mandó parar. Descubrió al milonguero y empezó a socavar su autoridad. A Mou no le gustaba esa forma de justificarlo todo con eufemismos, insinuaciones, sugerencias,

metáforas floreadas y trabajar poco. Al entrenador luso le gustaban las cosas directas. El uno contra uno en las ruedas de prensa. La provocación. El desconcierto y, en definitiva, la explosión controlada como parte de su táctica deportiva.

Valdano se alarmó al ver cómo Mourinho le comía el terreno en lo único que hacía, hecho que amenazaba, seriamente, su cargo y su sueldo, e intentó parar el golpe. Pero ya Florentino había descubierto que existía otra manera de hablar que, además de ponerle las pilas como forofo madridista, le prometía el paraíso de los títulos. Echó cuentas. Comparó maneras. Y se decidió por uno. Valdano a la calle. El es así.

Como Jorge tiene buena relación aún con alguna prensa, hoy, sigue habiendo gente que le defiende en tertulias y columnas. Allá ellos con su conciencia. En el fondo saben, perfectamente, que están defendiendo fuego fatuo.

Pinocchio

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