Mientras Carme (léase Carma) renunciaba a su sueño con los ojos vidriosos y a mí me daba mucha pena y después rabia y más tarde coraje y, al final, no monté en cólera porque no la tenía a mano ya que a la chica no debían haberle puesto alas para que volase y después cortártelas con un cuchillo de palo dolorosamente, dolosamente, me llegó la noticia de los pepinos de Alemania y pensé que a perro flaco todo se le vuelven pulgas.
Hay días en los que no gana uno para sustos. En apenas unas horas a los socialistas se les va su gran esperanza blanca y a España le pueden dar por donde amargan los pepinos por culpa de unos ídem.
Y es que unos pepinos andaluces han provocado el brote de una bacteria intestinal en Alemania con el resultado de 200 personas afectadas y dos muertas y eso ha cabreado mucho a los alemanes. Y de poco ha valido decirles que la bacteria se llama ‘e-coli’ y que es bastante frecuente en toda Europa porque los pepinos eran españoles y, de un tiempo a esta parte, todo lo que sea español no es bien recibido en aquella tierra.
Y aunque los exportadores andaluces dicen que la mencionada verdura fue infectada en Alemania, los alemanes no les creen. Tenemos fama de cualquier cosa menos de serios y el tema de la salud es muy serio para ellos. Tanto que puede afectar a uno de los sectores más importantes que tiene España y, desde luego, de los pocos que está exportando a Europa con fluidez con todo lo que ello significa.
Pero, ay de los pepineros, porque el Gobierno español no está ahora en condiciones de preocuparse de sus pepinos en Alemania y no les van a echar ni una sola mano.
Es más, me dicen que, cuando a ZP le hablaron del tema y vio que tendría que llamar a la Merkel para solucionarlo, se encogió de hombros y dijo “que Dios les ampare”, porque estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ellos menos llamar a la canciller alemana sin haber resuelto aún el tema de la negociación colectiva…
El problema es que el pepino repite y no creo que este tema se le olvide a la persuasiva Ángela.
Pinocchio