El irresponsable comportamiento de dos políticos inexpertos –sin gestión en su curriculum- y movidos por el único afán de hacer méritos ante la jefa, ha dejado de ser una carrera por ver quién decía la mayor butade, para convertirse en un problema de Estado que amenaza con salir de nuestras fronteras.
Ayer mismo, uno de esos dos políticos irresponsables, el Secretario de Acción Parlamentaria del PP, Leandro Esteban, cuyo cargo debería ser de “Guerra Parlamentaria”, y mientras su Secretario General, Vicente Tirado, trataba de recomponer los jirones que también él había rasgado días antes, vomitaba unas declaraciones tan preocupantes como obscenas. Acusaba al Gobierno saliente y al PSOE de actuar con «nocturnidad y alevosía» y de una manera «cuasi delictiva» en el traspaso del poder.
Es inaceptable este discurso, muy propio de este personaje que lleva envenenando la vida política de Castilla-La Mancha desde hace muchos años. Con una notable diferencia, ahora tiene el altavoz del ganador y sus palabras llegan más lejos.
Los lamentables episodios de los últimos días han dejado de ser una mera una batalla política, las acusaciones sin pruebas lanzadas por el PP de Castilla-La Mancha, han puesto a la región y a todas las autonomías en el punto de mira internacional, pues se empieza a sospechar que el resto de las Comunidades tienen problemas financieros.
Por mucho que el gobierno en funciones de Barreda se haya apresurado a ofrecer datos para desmontar esas acusaciones, el mal ya está hecho, y a los mercados –que nos esperan con el cuchillo entre los dientes- les faltará tiempo para entender que los problemas económicos de las autonomías serán en breve los problemas de España.
Es cierto que se necesita un pacto autonómico para contener la deuda, pero se necesita sosiego, mesura y discreción. Sin más argumentos que los gritos para hacerse oír y los empujones para ser el primero, es verdad, se consigue llamar la atención.
Y también provocar el miedo
Editorial Estrella