En la constante pérdida de valores a la que no nos ha conducido el zapaterismo, hemos dejado en el camino, incluso, conceptos sin los que es muy difícil de sobrevivir en este mundo globalizado. Con Zapatero hemos perdido el concepto nación y el concepto patria. Dos conceptos, por cierto, valiosísimos para los nacionalistas catalanes y vascos y que defienden a capa y espada, pero que no son validos para el resto de españoles.
Los nacionalistas siempre hablan de nación y de patria. Al resto de los españoles no se nos está permitido. Y, ay, del que lo haga. Ay, de aquel que hable de la patria española o de la nación española porque será tachado, inmediatamente, de fascista. Me imagino que como a mí tras este artículo.
Ayer, dos militares españoles morían en acto de servicio al explotar un artefacto en Afganistán pero no serán considerados héroes porque habrán muerto en un acto terrorista. Esa será la definición oficial. Como si las guerras ahora fueran otra cosa que la defensa de la libertad contra el terrorismo en cualquier campo de batalla. Pero, para el Gobierno, no han muerto en el frente. Sólo han caído en una guerra no reconocida y que esconde bajo descabellados eufemismos.
Hoy o mañana, posiblemente también, los recibirá de noche como se ha hecho hasta ahora y los enterrará con honores menores porque a ZP no le gustan las fotos con soldados muertos. No sé si porque se lo impide su extraña forma de entender el pacifismo o porque ese gesto enfadaría a los nacionalistas. O por las dos cosas.
En cualquier caso, y por mí, Gloria a los Caídos por la Patria.
Porque aunque Zapatero no lo quiera reconocer, en Afganistán, los militares españoles están defendiendo a España en una guerra moderna contra el terrorismo internacional.
Pinocchio