Zapatero y Rajoy nos han dado a entender en los últimos años que, ambos, son muy aficionados al deporte. Al menos como espectadores, que algo es algo. Por lo tanto, no supondría ninguna sorpresa llegar a la conclusión de que el Debate sobre el estado de la Nación ha quedado en empate y no ha servido para nada. Partidarios de uno y otro votarán en los diferentes foros de opinión sobre quién ha sido el ganador. Y como bien concluía el articulista de Estrella Digital, Pedro Fernández, en su columna de ayer y antes del inicio de la sesión plenaria, “estaremos atentos a lo que pueda salir del Congreso, por si acaso la cordura acudiera al salón de plenos.” Parece, sin embargo, que la musa de la cordura ni siquiera se ha asomado por el hemiciclo. Lo más parecido, para variar, ha sido la intervención de Josep Antoni Duran i Lleida. ¡Qué gran ministro se ha perdido España!
Salvo en momentos de cierta intensidad en el “cuerpo a cuerpo” entre Zapatero y Rajoy, sus intervenciones iban encaminadas a justificar sus respectivos papeles y a arrancar los aplausos de sus bancadas. Brocha gorda sin sensibilidad de trazos. Tanto es así que, ni el Presidente ha sabido dejar una puerta franca a su sucesor, Rubalcaba; ni el líder de la oposición ha hecho méritos para postularse como el salvador.
Los columnistas de Estrella Digital retratan, cada uno en su libre opinión, lo que ha dado de si la sesión y, de su lectura entre líneas, podemos llegar a una conclusión basada en el deporte al que Zapatero y Rajoy son tan aficionados: este debate estaba en el calendario, cierto, pero se lo podrían haber ahorrado porque, como en baloncesto, ha sido de “minutos basura”.
Exactamente igual que estos meses de legislatura.
Demasiado tiempo perdido.
Editorial Estrella