Nada más conocerse el contenido de las correcciones que los profesores han hecho a la carta que Esperanza Aguirre les envió recientemente para justificar los recortes, casi todo el mundo ha afilado las uñas.
Todo una exageración por unas faltas de ortografía de nada y un desconocimiento de la gramática, aunque sea de la gramática parda. Seguro que no ha sido ella quien la ha redactado, habrán sido sus asesores educados en la Logse, ley que tanto daño hizo. Ella, como dice Wikipedia, «nacida en el seno de una familia de la burguesía madrileña, hija del abogado José Luis Aguirre Borrell, y de Piedad Gil de Biedma Vega de Seoane. Es, por tanto, sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma, nieta de José Gil de Biedma, tercer conde de Sepúlveda…» «Realizó estudios en los colegios de la Asunción y en el Instituto Británico de Madrid. Cursó estudios universitarios, obteniendo la licenciatura de Derecho por la Universidad Complutense de Madrid en 1974».
Amén de pertenecer al Cuerpo de Técnicos de Información de Turismo por oposición y ocupar numerosos puestos en la administración, antes de ser Presidenta de la Comunidad de Madrid, fue Presidenta del Senado, Ministra de Educación, Cultura y Deportes y concejala de diferentes áreas en el Ayuntamiento de Madrid.
Así que quienes estén calificando injustamente de analfabeta a Esperanza Aguirre por esa carta, lo hacen de manera malintencionada y sin atenerse al significado de la palabra. Únicamente hay que volver a leer su extenso curriculum para demostrar que no lo es. Si hubiera que juzgarla por esa epístola llegaríamos a la conclusión, no que es una cuestión de analfabetismo, sino que es de incultura. Lo mismo que sus deslices con el micrófono abierto sobre «el hijo puta» y «el puto duro» o los insultos al exalcalde de Getafe. Sin darle más vueltas eso es, simplemente, mala educación.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid nos seguirá aportando más ejemplos. Como dijo Pedro Castro, «ahora sabemos por qué Esperanza Aguirre pide excelencia en la Educación. Ella no tiene ni lo uno ni lo otro».
Pero no es analfabeta. Así que vale ya de decir cosas que no son.,
Quebrantahuesos