Todos los aficionados al fútbol saben que la Liga española está dividida en dos. Por un lado, el título se lo juegan entre el Real Madrid y el Barcelona y, por otro, está la plebe de 18 clubes que juegan lo restante. Aquí sí que hay diferencia de clases. Aquí sí que hay ricos de verdad y el resto. Liga a dos, le llaman. Incluso, Liga escocesa.
Y como esa situación es insostenible e, incluso peor, porque todos los equipos están arruinados, la Liga de Futbol Profesional se inventó, para sacar dinero e intentar contentarles, el conflicto de las radios. Un conflicto, por cierto, basado en una laguna de la Ley Audiovisual 7/2010, en la que no se incluyó a las radios como de Interés General como ya estaba en la llamada Ley Cascos 21/1997.
Un conflicto ficticio y absurdo que rompía una tradición de buenas relaciones entre la radio y los clubes de casi cien años.
Como las radios se han cabreado y han empezado a disparar en todas las direcciones contra la LFP, Mediapro (que es la empresa que tiene los derechos televisivos y radiofónicos de los clubes) y el Gobierno porque, en el fondo, ZP es el culpable del conflicto, ya que por hacer, con alevosía y nocturnidad, una ley que beneficiase a PRISA y a Mediapro, que son su acorazada mediática, con la posibilidad de crear canales de pago den la TDT (GOLtv y Canal Plus 2) y con la posibilidad de vender sus televisiones (Cuatro y La Sexta) que han sido unos proyectos ruinosos, se olvidó de la radio, la guerra radiofónica le ha servido a los 18 clubes pobres de la Liga para sublevarse contra los grandes bajo el liderazgo del Sevilla y del Villarreal.
La primera mediada de la rebelión ha sido la convocatoria de una reunión el jueves en Sevilla. Quieren un mejor reparto de los dineros de los derechos de televisión.
No sé si lo conseguirán, pero lo cierto es que están poniendo la primera piedra de un cambio de estructura en el fútbol profesional español que ya no puede soportar la dictadura que les imponen el Real Madrid y el Barcelona.
Pinocchio