Maria Dolores de Cospedal es una mujer controvertida. Incluso, dentro de su propio partido. Lo fue cuando la nombraron Secretaria General del PP. Lo fue cuando presentó su candidatura a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha sin haber abandonado su cargo en el partido. Lo fue con aquella polémica de los sueldos que decían que tenía. Lo fue cuando se fajó con Ana Mato en TVE. Lo fue cuando dicen que paró el empujón que quería dar Álvarez Cascos en el PP de Asturias. Y lo es ahora que se ha metido en el berenjenal de intentar recortar gasto en una Comunidad Autónoma acostumbrada a gastar. Un recorte con el que trata de ahorrar 1.815 millones en dos años y acercarse al límite del 1,3% de déficit previsto. Solo recordaré que en 2010 el déficit de Castilla-La Mancha fue del 6,4% y que a 30 de junio de este año era del 4,9%.
Pero ¿por qué es tan controvertida esta mujer?
Yo creo, sencillamente, que por hacer cosas. Por tomar medidas. Por no estarse quieta. Porque, en una tierra donde lo normal es vivir para esperar, ella prefiere ir en buscar de la utopía. Como don Quijote. Aunque en algunos casos se pueda equivocar por intentar querer introducir demasiado pronto el porvenir en el presente, parafraseando al poeta romántico Heine. Ella es así. Cuando los demás políticos intentan definir teóricamente el movimiento, ella se levanta y anda. De Cospedal de la Mancha.
Por eso María Dolores es el complemento directo de Rajoy. El Yin y el Yang del PP. La tormenta y la calma.
Será una lástima que tras las elecciones cada uno tenga que seguir su camino. Obligatoriamente. Aunque eso querrá decir que los dos han cubierto los objetivos previstos.
Pinocchio