En la carrera presidencial Republicana, separar la paja del grano se está volviendo cada vez más difícil.
En el programa de inicio de la temporada de «Saturday Night Live», un Herman Cain ficticio explicaba a un Shepard Smith ficticio de un debate de Fox News ficticio el motivo de que su experiencia como propietario de una cadena de pizzerías le sitúe para ser presidente.
«No hay mejor gancho para llegar a la administración que un local de pizza», dice el cómico Kenan Thompson interpretando a Cain, añadiendo: «Son las cuatro de la mañana y estás borracho y no tienes nada en la nevera — si llamas, te traen pizza. ¡Te traen pizza! Ah, la pizza llegará casi seguro. Y si me votas, América, te prometo que cumpliré».
A la mañana siguiente, el Herman Cain de verdad aparecía en el canal Fox News de verdad con un presentador de verdad, debatiendo el debate ficticio. «¡Me parece que es estupendo!» decía del gag de la pizza. «Lo voy a usar en el próximo debate: Si me votas, América, yo cumpliré».
Fue un jugoso gancho salido del «Hermanador», pero al parecer el pizzero conquistó el buen hacer del alumno de «Saturday Night Live» Dennis Miller. El locutor radiofónico y cómico anunciaba el lunes que da su apoyo a Cain. Miller sugería que Cain adoptara un nuevo eslogan: «Cain contra los incapaces», como alternativa al eslogan en uso del candidato: «Cain contra más de lo mismo».
(Venga ya, Dennis: Tu interpretación de Cain lo sabe hacer mejor).
Con toda probabilidad, Miller no estaba tan animado por sus sucesores en Saturday Night Live como por la sorprendente actuación de Cain en los sondeos a pie de urna de Florida el sábado, en los que obtuvo el 37 por ciento del voto — más que los subcampeones Rick Perry y Mitt Romney juntos. Es el resultado diametralmente opuesto al sondeo nacional; una nueva encuesta CNN sitúa a Perry y a Romney con un total del 49 por ciento y a Cain con apenas el siete por ciento.
Los analistas vienen dándole vueltas al garbo de Cain en Florida. Chris Cillizza y Aaron Blake preguntan en el Washington Post si los resultados, tras las victorias en otros sondeos a pie de urna de Michele Bachmann, Ron Paul y Rick Santorum, se traducen en que es «el final de los sondeos a pie de urna». Escriben: «Sólo el sector más conservador del electorado Republicano hace acto de aparición en estos comicios, escorando los resultados hacia el candidato más ideológico, no el que tiene más números para salir elegido».
Cillizza y Blake tienen razón: los resultados son escorados por una muestra pequeña y no representativa de votantes que eligen a los candidatos más ideológicos. Pero me parece que esto convierte a estos sondeos en la aproximación cercana del electorado Republicano de primarias.
Hay 3 millones de habitantes en Iowa, por ejemplo, de los cuales algo más de 600.000 son votantes Republicanos afiliados. Pero los comités Republicanos de Iowa en 2008 tuvieron 120.000 participantes. De aquéllos, el 60 por ciento se describía evangélico o cristiano renacido.
Los restantes estados que celebran comicios anticipados tienden a tener más votantes de primarias, pero eso no altera la posibilidad de que el candidato presidencial Republicano pueda ser decidido por unos cuantos miles de votantes de Iowa que no son el votante típico o ni siquiera votante Republicano.
La mayor parte de los observadores políticos se apoyan en los sondeos nacionales o, en el mejor de los casos, los sondeos estatales para calibrar las opiniones de los votantes de las primarias presidenciales. Pero dado que la cifra de personas que participan en las primarias es tan reducida, la verdadera opinión de ese electorado (y la probabilidad de que la gente vote) son a menudo menos predecibles de lo que los sondeos pueden estimar. Y ésas opiniones tienden a ser volubles y volátiles.
Por esa razón sería absurdo descartar a cualquier candidato — hasta al antiguo responsable de pizzerías La Mafia, que no hace ningún intento de vigilar lo que dice.
«Cierta gente quiere decir que soy el candidato de adorno», decía tras su victoria en Florida al Daily Beast. «Cierta gente quiere decir que sigue habiendo descontento con el elenco de candidatos. Son los de los demás locales». El artículo destaca que el candidato bebía vino — por la mañana. (En una entrevista diferente, Cain utilizaba otra palabra que lleva «ll» pero no acaba en «es».)
La racha de Cain podría no durar mucho, teniendo en cuenta el electorado reducido y voluble, pero está dando cuenta de los atributos de un candidato importante mientras puede.
El lunes tiene previsto compartir mesa con Donald Trump tras una peregrinación seguida por Rick Perry, Mitt Romney y Sarah Palin. El martes compartirá mesa con el ex edil de Nueva York Ed Koch. El miércoles sale a la venta su nuevo libro. Más tarde, el cómico Miller va a celebrar un acto de recaudación de fondos en honor a Cain.
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Dana Milbank