Cualquiera diría que Alfredo, según la Convención Socialista, no es del PSOE. Un día después de que el candidato socialista hubiese propuesto, en la propia Convención, subir los impuestos un 10% a fumadores y bebedores de alcohol, el PSOE se comprometía a «no subir los impuestos a los asalariados» dentro de la revisión fiscal que piensa hacer si gana las elecciones. Acongojante. Salvo que los asalariados no fumen ni beban.
A partir de aquí, vaguedades. Pérdida de tiempo. Perogrulladas. Según el resumen de propuestas de la Convención, el PSOE quiere lo que quiere todo el mundo con un toque izquierdista trasnochado para cercarse a los ‘indignados’ del 15M, en una búsqueda absurda de votos. Sin darse cuenta de que el 15M ya murió -si es que existió alguna vez-, a manos de los antisistemas. Y los antisistemas no votan. Pero ni una sola propuesta creíble de creación de trabajo.
Por lo demás, el toque demagógico de Rubalcaba con el parado diciéndoles que siempre estará con él rozó el ridículo, porque lo que tiene que hacer es crear puestos de trabajo para que ese parado pueda trabajar. Lo que pasa es que de eso no le queda. Ni a él ni al PSOE. Y cualquier promesa que haga no deja de ser más que una tomadura de pelo.
Si no han sido capaces de hacerlo en cuatro años cómo lo van a hacer ahora. En su locura cuestiona, incluso, el ahorro que está llevando a cabo ZP. A él le va el gasto. Un genio, vaya.
El problema real es que ni Rubalcaba ni el PSOE creen que tendrán algo que hacer en estas elecciones. Pienso que ya las tienen amortizadas y que lo único que buscan es limitar las pérdidas en lo posible. Esta Convención lo ha demostrado. Incluso, para colmo, el color elegido para lanzar a Rubalcaba ha sido el azul. Como el del PP.
Pinocchio