Siempre es muy grato viajar a Canarias, aunque en estos momentos resulte sobrecogedora la actividad volcánica de la isla de El Hierro. Nosotros nos encaminamos a La Gomera, en concreto al centro de cría y reproducción del Lagarto Gigante de La Gomera, en peligro de extinción y controlado por un programa de cría en cautividad de la especie.
En esta institución científica, ubicada en el Valle Gran Rey se han registrado 112 nacimientos en lo que va de año, frente a 37 en 2010 y 8 en 2009. Las cifras hablan por sí solas. Se trata de un proyecto esperanzador y sin duda muy bien gestionado. ¿Será posible en un futuro próximo la liberación en sus lugares de origen de ejemplares criados en el centro que puedan sustituir a los que se extinguieron en el pasado?
Por extensión podemos mostrarnos esperanzados ante la posibilidad de que programas similares, gestionados científicamente, puedan evitar la extinción de joyas zoológicas a punto de perderse.
Buscando a Nemo
Si una serie de televisión o una película ponen de moda a un animal determinado, su futuro como mascota queda inmediatamente abierto. En el mundo de la ‘acuarofilia’ muchos profesionales del comercio especializado se ven obligados a dar toda clase explicaciones a quienes pretenden adquirir un pez payaso, el famoso ‘Nemo’ de la pantalla, para alojarlo en una pecera o un acuario de agua dulce junto a los guppys o los escolares. Los niños son especialmente proclives a estas peticiones.
El acuario marino, y sólo esta posibilidad admite el mantenimiento de peces payaso, es una especialidad apasionante de la ‘acuarofilia’, pero necesita técnicas de mantenimiento y preparación del agua, naturalmente salada, bastante más complejos que las del acuario de agua dulce. Si pretendemos iniciarnos en este arte nos permitimos dos consejos: Documentarse previamente en cualquiera de los excelentes libros que ofrece el mercado y dejarse aconsejar por el dueño de la tienda especializada.
Tiestos en el otoño
Este caluroso otoño no hace presagiar las primeras heladas, ni siquiera han llegado las lluvias ni los primeros fríos.
Podemos dejar en exterior las macetas, pero hay que ir tomando algunas medidas para recordar que el verano se ha terminado y que la mayor parte de las especies de plantas de maceta disminuyen ahora su actividad vital. Es momento de disminuir la frecuencia del abonado y de restaurar las huellas de la lucha contra los rigores del pasado verano, como las hojas secas, deterioradas o con manchas.
Conviene practicar una poda de restauración que elimine estos brotes lesionados donde podrían producirse brotes de enfermedades diversas. Si observamos multitud de manchas, no sólo en hojas deterioradas sino también en las aparentemente sanas, consultemos lo antes posible al profesional de la tienda o el vivero por si fuera necesario la aplicación de un producto fungicida.
Naturalia