Después de la farsa de esa Conferencia (que no lo fue) de paz (que tampoco), con unos mediadores que no lo eran (porque sólo hablaron con unos, sólo defendieron intereses de una parte, y, además, se negaron a entrevistarse con las víctimas), y con un apoyo insólito e inexplicable (con su presencia) del Partido Socialista que gobierna tanto en el País Vasco como en España, a lo que hay que prestar atención es a las víctimas, a las únicas víctimas: las cerca de mil que ya no recuperarán su vida, las que han quedado heridas para siempre, sus familiares y las decenas de miles de ciudadanos que han tenido que abandonar el País Vasco, su tierra, sus raíces, por la amenaza de un grupo de asesinos. Incluso a toda la sociedad vasca, lastrada de una forma terrible en su libertad y en su desarrollo social económico y político por este cáncer que sólo puede ser extirpado con la rendición y la entrega de las armas por parte de los terroristas. Y a toda la sociedad española que ha pagado un altísimo precio para nada. ETA está derrotada por la unidad de los demócratas y el compromiso de todas las fuerzas políticas democráticas en que la ley venza a la impunidad.
Por eso, las víctimas tienen que recuperar el protagonismo. Yo invito a los mediadores, a los medios de comunicación, a los ciudadanos a que asistan a otra Conferencia, esta sí de paz, que va a celebrarse también en San Sebastián, en Donostia si algunos lo prefieren, el 3 y el 4 de noviembre próximo con presencia de muchos expertos, catedráticos, investigadores, jueces, magistrados, rectores de Universidad, españoles y extranjeros que conocen de verdad la realidad del País Vasco y lo que sucede con las víctimas. «Hacia una Justicia victimal» es un encuentro internacional en homenaje al profesor Antonio Beristáin uno de los grandes criminólogos españoles, creador de ese derecho de las víctimas. Es un pedazo de Congreso, pero, además, es un homenaje al catedrático, Premio Derechos Humanos de la Abogacía, alma del Instituto Vasco de Criminología, que fue Antonio Beristáin, y a las víctimas, a las que dedicó buena parte de su vida. Él fue una de ellas y por eso las comprendía tan bien. Seguramente los medios no dedicarán ni la décima parte de atención a este Congreso del que han dedicado a la farsa de los mediadores. Pero éste es mucho más importante.
El profesor Beristáin era «el hombre que amaba a las víctimas» y él decía que «allí donde domina el terrorismo se anula la voz y la palabra». No podemos dejar que nada ni nadie anule la voz y la palabra allí donde durante décadas la libertad no ha sido, sigue sin ser, posible. ¿Habrá algún «mediador internacional» a sueldo o algún representante del PSE en este Congreso de San Sebastián? Tengan por seguro que no. Allí habrá gente de bien, comprometida con las víctimas, partidarios de la justicia restaurativa y de la justicia victimal. Y es que las víctimas tienen que ser la referencia del final de ETA. Se lo debemos y nos lo debemos.
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Francisco Muro de Iscar